sábado, 30 de marzo de 2013

98 expertos contables discuten acaloradamente un descuadre en el número de hachas

Los veinte tarados de la tarantela habían acabado hasta el moño de su baile cósmico. No habían parado de bailar en toda su vida, en la firme creencia de que si lo hacían se acabaría el mundo. Los Napolitanos ya estaban acostumbrados a verlos, así que no hacían preguntas. Tampoco sabían muy bien cómo es que sobrevivían bailando durante toda su vida y cómo se reproducían, pues nadie recordaba nunca haberlos visto haciendo otra cosa. Lo que si sabían bien es que no acababan locos de tanto bailar porque ya lo estaban. De otro modo no se explicaba. Había una teoría que decía que cuando alguien acababa loco con un cierto tipo de locura, salía bailando de su casa y terminaba formando parte de los tarados. La teoría se veía respaldada cuando observabas bien el cuerpo de baile: había como no podía ser de otro modo gente vestida con trajes típicos (aunque el traje de sevillana no fuera muy típico de Nápoles, y tampoco los kilts, pero eran completamente típicos) aunque también habían personas con tutús rosas, algunas con muchos velos, otras con más bien pocos y prendas de rejilla, hiphoperos, hippies, heavys, hipsters y demás cosas que compienzan por h, gente haciendo el robocop y un imitador de Fred Astaire. En resumen, no habían tres personas vestidas iguales ni bailando del mismo modo, aunque tras los primeros tres días en el grupo al final terminaban integrándose un poco y cogiéndole el ritmillo a la cosa y hasta el heavy más recalcitrante terminaba tocando la pandereta. Así llevaban siglos y siglos bailando hasta la muerte, hasta que un día a todos se les había pasado las ganas de bailar de repente. Y ahora se encontraban allí, como si fuera una reunión de alcohólicos anónimos, sorprendidos unos de otros, completamente molidos y derruídos de años y años de bailar sin parar sin comer, cagar o dormir, como si salieran de algún tipo de sueño o más concretamente como si despertaran de un pedo enorme y no supieran muy bien dónde estaban y con quién habían pasado la noche y un malestar general de dimensiones cósmicas. Si bien todos tenían la sensación de que el mundo se iba a acabar, el sentimiento personal de cada uno se resumía más en un me quiero morir. Como la resaca, oiga, pero peor.

En otro rincón de la tierra, en cierta estepa, cincuenta personas enfadadas con el mundo daban lustre a sus garrotes. Ya estaba bien de tanta tontería. Se habían puesto en marcha y quien quiera que fuese el que estaba haciendo que las cosas se estuvieran yendo al garete se iba a cagar.

¡Cuenta con mis 97 hachas!

Anubis suspiró profundamente. Las cosas se habían salido de madre.

El Dragón Azur Qing Long le miró con tristeza.
-Quizás no fue tan buena idea después de todo.
-Efectivamente, amigo mío. No lo fue.

El dios con cabeza negra de chacal observó nuevamente el estanque mágico que mostraba lo que ocurría en la tierra.
-Deberíamos quizás pedirle consejo a Ganesha. Su sabiduría es legendaria. O quizás a Ogmios, o...
-Me opongo. Lo último que quiero es involucrar a más panteones.

Después de todo... ¿cuántos había ya en danza? El panteón nórdico, el grecorromano, el maya, el egipcio...

Cuando los viejos dioses habían ido perdiendo su poder según perdían también más y más seguidores, los más apasionados urdieron cientos de planes para mantener su modo de vida intacto y no caer en el olvido. Hubo dioses que simplemente quisieron vivir como mortales eternamente. Otros, en cambio, tenían ideas mucho más maquiavélicas y destructivas.

Anubis, junto con unos pocos dioses sabios de otras mitologías, temieron que esas acciones egoístas iniciaran un desequilibrio cósmico hasta degenerar en entropía y, posteriormente, dar forma al mismo Caos.

Por ello, organizó un extraño juego aprovechando diversas figuras de poder: Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis, los Doce Sabios, los Veinte Tarados de la Tarantela o los Cincuenta Indómitos Habitantes de las Estepas Murcianas.

Anubis, adoptando diversos disfraces, había contactado uno por uno con los diversos dioses rebeldes. Les había convencido para participar en ese juego, con cada dios tomando la forma de un avatar, e ignorando la participación de los demás. Si vencía, el dios se convertiría en el dios principal de todos los panteones.

La idea funcionó bien durante siglos. Los dioses se enfrentaban entre sí, olvidando a los humanos. Hubo dioses que tomaron forma de avatar, otros que se convirtieron en energía mágica que viajaba de huésped en huésped, otros que se reencarnaban continuamente, otros que se instalaron en el inconsciente de un mortal... pero, poco a poco, otros seres que no eran dioses y que no estaban influenciados por ellos, comenzaron a participar en el mismo juego: hechiceros, humanos de talento extraordinario, fanáticos religiosos o héroes cobraban cada vez más importancia. O, como ahora, lunáticos, estúpidos, borrachos o cyborgs...

Anubis se dio cuenta de que el juego se descontrolaba. Los dioses se hacían cada vez más conscientes de que habían sido engañados para desperdiciar su poder los unos contra otros en una carrera imposible de ganar. La repentina moda sobre el apocalipsis maya había dado nuevas energías a este panteón.

Equilibrio.

Esa era la meta de Anubis. Equilibrio. Los humanos debían ser libres para salvarse o condenarse por sí solos.

Su único apoyo era el Dragón Azur, pero incluso éste se encontraba desbordado por las circunstancias.

Para mantener el Equilibrio, Anubis había decidido participar también él en el juego. Y sus energías habían sido dadas a Alba. Ahora, el dios con cabeza de chacal temía que Hades o Hela se hicieran con el poder que había cedido a la chiquilla...

Miró nuevamente al estanque. Loki, Bacab y Atenea estaban a punto de pegarse... Y aún faltaba por llegar Ra-Amón...

Estaba claro que independientemente del dios que ganara el juego, después tendría unas palabras con él.

Anubis suspiró muy profundamente.

Continuará




sábado, 23 de marzo de 2013

96 turistas chinos perdidos en la feria de arco

Fran observaba todo desde lejos, incapaz de entender qué es lo que sucedía. Ahora resulta que todos eran dioses, semidioses o se lo hacían. No estaba bien, su vida se había vuelto loca, debía haber algo que se les escapaba a todos, algo que los estaba confundiendo y estaba liando las cosas. En principio, por muy grandes que fueran los poderes de cada uno, si lucharan contra dioses ya estarían todos fritos. También había barajado la posibilidad de que todos estuvieran muertos como en Lost o que todo fuera un sueño como en los serrano, pero le resultaba un poco complicado asumirlo. Quizá todo fuera un sueño que habían tenido tras morirse, vete tu a saber. No, aquí había algo que no funcionaba, alguien jugaba con todos, de eso estaba seguro. E iba a desenmascararlo. 

Se concentró todo lo que pudo, sabía que si alguien podía romper la ilusión en la que estaban todos metidos era él. Era todo tan irreal y tan retorcido... ¿quién podía haber logrado hacer algo tan grande y tan gordo, quien podía haber creado aquella realidad tan desquiciada, quien podía estar tan loco como para...? un momento... sabía y conocía quien podía querer escapar con tanta ánsia de su propio mundo como para inventar todas estas cosas, había una persona que necesitaba huír tan intensamente, que tenía tal necesidad de evasión que creaba sus propios mundos... ¿era posible que su propio poder se hubiera escapado de sus propias manos? ¿era algo impropio de alguien bueno crear un mundo que no era propio de si mismo? ¿tanto sexo y violencia y el surgir ahí tipo héroe no serían alguna señal de alguna falta de cariño o algo así? ¿cómo podía estar seguro de que algo de lo que veía era real? ¿tenía que haber tomado la píldora roja?

Arrodillado y con la cara y camisa empapadas, desvanecido en una especie de trance místico. Así lo encontraron Zoe y Mel, que habían estado... que se lo habían tropezado mientras buscaban al resto del grupo. Ahora ninguna de las dos sabía qué hacer. Rompiendo su mortal máscara, Afrodita y Venus se arrodillaron a los lados de Fran. Una sonrisa y un pensamiento en voz alta escaparon de la cara de éste: Afrodita y Venus son la misma cosa, dijo. Las dos, asintieron y cada una por un lado cogieron por un brazo a Fran y se lo llevaron a rastras a un lugar seguro.

viernes, 22 de marzo de 2013

¡Cuenta con mis 95 arcos!

Todos los presentes estaban tan concentrados en la batalla venidera, que no prestaron atención a dos sombras que abandonaban el grupo.

-¿Por qué nos vamos? -preguntó Alba.
-Porque creo que sé lo que está ocurriendo aquí -respondió Rebeca.
-¿Y es...?
-Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis... Los Doce Sabios... Todo es una mentira. Una fachada mediante la cual los antiguos dioses pueden seguir actuando en la tierra...
-¿Para conseguir qué?
-Poder, imagino... o simplemente se aburrían y querían probar algo distinto... o echaban de menos usar peones humanos... o... ¡qué se yo!
-Pero eso no explica porqué nos vamos -murmuró Alba.
-En primer lugar, temo a los dioses que puedan aparecer por allí para darse de leches. Y en segundo lugar, creo que tus poderes de necromancia...

-ME INTERESAN.
-Y A MÍ...

Dos figuras. La primera era una mujer, pero la mitad derecha de su cuerpo tenía la forma de una mujer bellísima... la izquierda era un cadáver descompuesto. La otra figura era un hombre alto y musculoso vestido con una toga.

Rebeca y Alba poco podían hacer ante el poder de Hela y Hades...

Los dos dioses avanzaron hacia las dos jóvenes, alargando sus manos hacia ellas. Pero se escuchó una voz:
-¡Deteneos! ¡Yo, Zeus, os lo ordeno!

Raoul avanzó con paso firme.
-¿Raoul es también otro dios? -preguntó Alba asombrada.

-¿HERMANO ZEUS? -preguntó con desconfianza Hades.
-¡Dejad a estas mujeres! ¡Su destino me pertenece! -contesto Raoul.
-YO NO TE DEBO FIDELIDAD, ZEUS -dijo Hela.
-¡Pero sí me la debes a mí! -se escuchó la voz de Adrián- ¡Yo soy Jesucristo!

Y Adrián se plantó al lado de Raoul. Este le miró con cara de pocos amigos.
-Te dije que eras Odín, gilipollas.
-¡Yo soy Odín, gilipollas! -rectificó Adrián.

HELA y HADES les miraron con odio.
-Era un farol, ¿verdad? -preguntó Rebeca.
-¡Era un farol! -respondió Raoul-. ¡Corred!

Continuará

94 elfos con sus arcos deprimidos porque ya no pueden contar con las hachas de aquellos

Ra-amón, el portero de discoteca tartamudo, despertó tras un sueño muy extraño. De repente sentía que algo lo llamaba a un apartado lugar de la ciudad. Era una sensación curiosa, pues no es que se sintiera simplemente despierto, y tampoco se sentía con ganas de que lo mataran, como cuando despertaba tras esos días de borrachera. Se sentía... diferente, como si todo el tiempo hubiera estado otro ocupando su cuerpo. Bueno, también se sentía así cuando estaba borracho, claro, pero ahora era diferente; se sentía... bien. O quizá más que bien, incluso animado, como cuando te levantas después de haber descansado después de muchos días de dormir mal y sabes que tienes algún plan realmente bueno y estimulante que rompe con todo el agobio y la tensión anterior. Tenía la sensación de que allí a donde sentía que debía ir había jarana de la buena y de que se lo pasaría muy bien. Sentía que iba a repartir más estopa de la que legalmente le habían permitido en toda su vida.

-Así que Loki y Atenea ¿eh? -dijo Ónice, surgiendo de repente entre ellos con gesto desafiante y metamorfoseándose imponente en una figura felina, más grande, más desafiante, más... por un momento su forma se confundía un poco sin saber muy bien qué aspecto iba a adoptar... por momentos parecía Félix... no, muy clásico... quizá algo más casero y moderno como aprendiz de santa... no... Garfield... nadie me tomaría en serio... uhmmm... Isidoro... nah, es un pobretón rufián, ¿Don gato? si, distinguido y elegante, pero más fachada que otra cosa... Tom... un fracasado, ¿Silvestre? más de lo mismo... ya está, Azrael que acojonaba a los putifos esos que no veas... no, necesito algo con más presencia, algo más terrorífico, algo más grande, más poderoso... por un momento, la forma se agrandó y se hizo más redonda a la par que aterradora, su color se hizo blanco como la nieve, su piel dura como el hielo ancestral, sus rasgos carentes de toda expresión, su mirada gélida y dura, apenas dos puntos negros que reflejaban la profunda soledad en el inmenso infinito, bigotes duros y espigados, amenazadores a ambos lados de la infernal cara, afilados como cuchillas... y vestido en tonos pastel y con un lacito rojo en la cabeza. Todos se horrorizaron al contemplar a hello kitty y algunos hasta se arrodillaron ante la aparición. Pero al final se transmutó en jaguar, porque Ónice era ni más ni menos que un Bacab, uno de los cuatro dioses jaguar Bacabob, guardianes de los puntos cardinales, asociados a los cuatro últimos días del año, y por lo tanto dueños de cada fin y de cada comienzo, señores de la vida y la muerte, los nombrados para evitar el fin del mundo. ¿Impresionados?

-Eres solo uno, pringao -dijo con sorna Loki.
-Si, menuda ayuda -añadió Atenea.
-(ay madre, si pasó lo que pasó con un caballo, no quiero pensar qué hará Loki con este) -susurró alguien del resto del grupo.
-Ejem...

-...

-¿¿He dicho ya EJEM??- repitió el Ónice transmutado.
-¡ah, sí, perdón perdón!- dijo el viejo maestro. Y ante todos, el viejo maestro se transmutó en otro de los Bacabob.

-Aún así les faltan dos. Y aunque tengan a Atenea y junten las fuerzas de los demás, yo aún tengo un AS en la manga... ¡RAMÓOOOOON! ¡RAMÓOOON! ¡oh, RA-AMÓN, dios sol de todo lo que se ve y lo que no se ve, despierta de tu sueño eterno y ayúdame a vencer a estos estúpidos mortales!.

Y Ra-amón vino. ¡Que empiece la juerga!

Es que merece ser puesto aquí...

Pero la persistencia del vacío hace inútil el alma, el maestro debe desaparecer para que el alumno progrese y la soledad nunca es soledad si te encuentras a ti mismo.

Y los páramos serán sombríos, pero puedes encontrar belleza en ellos.

Diego-chan, bebedor de sake

93 hachas observan atónitas el baile leñador bomberil

-Bien, bien, bien... quizás sea hora de que todos mostremos nuestros auténticos colores... -dijo Ambrosio sonriendo.

En ese momento, Ambrosio cambió. Ahora aparecía como un hombre alto de mirada taimada, de largos cabellos y barba, de un color rojo tan oscuro que casi parecía negro. Estaba protegido por una armadura de malla y un largo puñal descansaba en su costado.

-¡Loki! -gritó Atenea.
-El mismo -la sonrisa de Loki era amplísima-. El dios de los engaños. ¿A quién esperabas si no?

-Espera... ¿este no era al que le violó un caballo? -se escuchó la voz de Raoul.
-En la peli era un monstruo verde...
-No, va en serio... le violó un caballo... y además, él y Thor se travistieron en una boda, y...

La sonrisa de Loki se desvaneció.
-Putos estudiantes de mitología -masculló entre dientes.

Mientras tanto... en otro plano de existencia...

-¡BULUC CHABTAN! -se escuchó tronar la voz de Kukulkán-. ¡TE AVISÉ QUE TUS SACRIFICIOS TRAERÍAN PROBLEMAS! ¡SE TE HAN INFILTRADO LOS DEL PANTEÓN NÓRDICO Y LOS DEL GRIEGO!
-MALDITA SEA... UNO NO PUEDE DORMITAR DURANTE CIENTOS DE AÑOS SIN QUE APAREZCAN INTRUSISTAS PROFESIONALES...

Buluc Chabtan estuvo tentado de llamar por conferencia interplanar al panteón egipcio. Esto tenía todo el aspecto de haber sido tramado por una mente maquiavélica, quizás Seth o Apofis. O incluso Bastet, si se había levantado de mal humor...

¿O podría ser otro panteón? ¿O podría ser otra cosa?

Y la pregunta más importante...

¿Intervenía personalmente o no?

Continuará



miércoles, 20 de marzo de 2013

Filosofía barata

El agua de la vida se vuelve dolor cuando el vacío se convierte en lleno y se desborda por tu alma. La clara senda se convierte en sombrío páramo cuando el alumno se queda sin maestro y la fatiga compartida se trunca en el peso de la soledad.

MrBloggerfucio, viejo mostro zen oriental

martes, 19 de marzo de 2013

92 bomberos acuden a liberar a 92 leñadores del ardor que les consume...

En su loca y desesperada huída, Raoul tropezó y fue alcanzado brutalmente por Guerra, que lo inmovilizó en el suelo sin dejarle escapatoria. Los demás asistieron atónitos a una mirada llena de comprensión y amor, unas bellas palabras que querían transmitir confianza y serenidad y a uno de esos besos de tornillo inolvidables (sobre todo para Raoul). De repente, la figura de Guerra empezó a transmutarse y una luz cegadora... los cegó a todos, que es lo que suele pasar en estos casos.

En ese momento, Ambrosio que estaba oculto en las sombras y al que no le había afectado este suceso, aprovechó para atacar. Derribó a Arturo, que era el único que no tenía órganos en el mismo sentido de la palabra que los demás y que podía orientarse y desempeñar sus funciones perfectamente sin la visión. De hecho, internamente en lugar de atender a los estímulos externos provenientes de su vista estaba pasando una vieja película de Bud Spencer y Terence Hill. Nosequé trinidad  pero somos 4 o algo de eso. Luego dejó inconsciente a Rebeca, salpicó de barro a Laura hasta hacerla caer desvanecida de asco y se abalanzó sobre Guerra aprovechando que Raoul estaba catatónico convulsionando en el suelo. En ese momento, Guerra, que ya no era Guerra, se giró con su gran melena rubia y rizada y su cara de ángel que no ha roto un rato pero que oculta una mente perversa, retorcida y manipuladora y una figura estilizada y un par de tetas que también manipulaban lo suyo. Ya no era un mero dios de la guerra, ya no era un Ares o un Marte o Miércole cualquiera, ahora era algo más... o alguien más... se había convertido en Atenea.

-¡Tú! ¿cómo...?
-Yo, si. La diosa de la civilización, de la sabiduría, de la estrategia, de...
-¿pero si tu eras G...?
-¿Gay? no hombre, no.
-me refería a Guerra
-Si, también soy la diosa de la guerra, fíjate tu que casualidad. Soy la leche ¿a que si?
-pero...
-Nada de peros. Si ya sabía yo que algo no encajaba, que yo no estaba bien. Claro, fíjate lo burdo y vulgar que era, ahí todo el día bañado en sangre y demás. Las batallas se juegan desde el despacho, fíjate lo que te digo. ¿Para qué guerrear directamente cuando puedes mandar a capullos estúpidos como Ulises o como Diómedes a zurrarse entre ellos? es taaaan fácil manipularlos... casi tan fácil como a los dioses, claro, basta prometerle a Efesto la mano de Afrodita y ¡ala! ya tienes armas, armaduras y escudos mágicos para repartir entre esos semidioses taaaan creídos o entre esos hombrecillos con ínfulas de poder. Les dices que construyan un caballo de madera y ¡ala! ahí van ellos, to entusiasmaos y...
-¿Alguien quiere hacer el favor de hacerla callar?

Tras esto, toda la sala se queda en tensión, esperando que los dos empiecen a darse mamporros. Salen paquetes de palomitas y refrescos no se sabe muy bien de donde y aún con puntitos de colores dándoles vueltas en los ojos, sonríen esperando un buen espectáculo.

91 incendios forestales

Guerra se alejó del grupo. ¿De qué valía el poder? ¿De qué valía la fuerza? Él era feliz antes de conocer emociones como el afecto, el cariño, la amistad o el sexo a mansalva. ¿Por qué tuvieron que enseñárselo para luego arrebatarlo de sus manos? La ignorancia es una virtud, que diría Delibes. El conocimiento trae pesar...

Mira. ¿El amor? El amor ha traído sólo penurias a esa joven pareja de enamorados, Alba y Francisco. ¿El sexo? El sexo había convertido a Guerra en un desdichado. ¿La amistad? La amistad se había tornado traición en forma de Ambrosio. ¿Los valores morales? Los Doce Sabios eran ahora una caricatura de lo que fueron antiguamente.

Todo lo bueno se tornaba amargo. Todo. La vida no tenía sentido.

-¿Guerra? -sonó la voz de Raoul-. No encontramos la cabeza de Hambre, así que el gato de los huevos dice que es hora de ponernos en camino...

¿Todo lo bueno se tornaba amargo? Pero... quizás...

¿Quizás lo malo cambiaría a dulce?

¿La enemistad era mala? ¿Podría volverse dulce? ¿Podría surgir una bella flor de las amargas cenizas del odio?

-Raoul, bésame -dijo Guerra solemnemente.
-¿Que coño qué? -Raoul retrocedió asustado.
-¡QUE ME BESES!

Guerra saltó sobre Raoul, que comenzó a huir desesperado. El Jinete del Apocalipsis le persiguió...

-¡SI ME BESAS TODO TENDRÁ SENTIDO! ¡EL EQUILIBRIO DEBE RESTABLECERSE! ¡BÉSAME!
-¡Déjame en paz! ¡Prefiero cuando querías matarme! ¡Díselo a Mel y Zoe, que estarán más que dispuestas! ¡A mí me olvidaaaas!
-¡BÉSAMEEEEE!
-¡Socorroooo!

-La razón porque tropas matan al enemigo es porque están furiosas -se escuchó la sabia voz de Arturo.

Continuará

domingo, 17 de marzo de 2013

Duele dejarte marchar

Gotye se ha convertido en un grupo imprescindible. Con un sonido recargado y gótico (curiosamente, gothic es una palabra casi homófona al nombre del grupo) pero lleno de potencia y elegancia, que sabe llegar profundo con melodías sencillas pero formadas con la suma de muchos sonidos. Una sensibilidad y gran destreza compositiva que se junta con unos vídeos exquisitos que complementan su música y letras y que da lugar a joyas como esta:


sábado, 16 de marzo de 2013

Películas Dickianas (una mirada a la oscuridad)

Todos hemos visto o tenemos noticias sobre películas basadas en obras de Philip K. Dick. A todos nos suenan aunque sean de oídas films como Blade runner, Desafío total, Paycheck o Minority report. Todas tienen en común una cosa: se alejan no de manera muy distante, pero si más de forma que de fondo de las premisas de las novelas de Dick: el existencialismo y la filosofía de la vida y la realidad. Una constante en sus obras es aquel ¿quienes somos? ¿de donde venimos? ¿a donde vamos?, la realidad y la ficción, la mera existencia son debatidos, mezclados, desespedazados brutalmente hasta hacer perder al lector los asideros a los que aferrarse, jugando siempre con la dualidad del ser humano y en escenarios donde abunda la paranoia y la confusión. Los relatos giran asimismo sobre personalidades atormentadas, a menudo con el agravante del uso de drogas, lo que da un cariz aún más extraño a los acontecimientos que se suceden y que casi siempre terminan convirtiendo un escenario y vida cotidianos y cercanos a lo que muchos vivimos en un caos existencialista donde el individuo ha perdido el poder a favor de entidades de mayor escala como multinacionales y grandes corporaciones políticas o económicas. Como decía, las películas pierden un poco todo esto y se centran en aclarar y rodear las premisas básicas de cada relato con un halo de acción, misterio o coherencia que simplifican y encauzan las tramas, haciéndolas más accesibles y digeribles para el espectador. Todas las pelis llevan toda esa carga dramática y confusa, todas llevan aparejadas su dosis de pérdida de realidad/identidad, pero se alejan un poco más allá. Por eso, A scanner darkly (una mirada a la oscuridad) es la película más Dickiana que se ha hecho y posiblemente la más Dickiana que se hará. Es la que mejor conserva todas las sensaciones, atmósfera y estilo de las novelas de Philip K. Dick. Empezando por la identidad visual, usando un "posterizado" que le da una apariencia tan característica mezcla de animación y película irreal que le sienta como un guante. Continuando por la perfecta adaptación del guión, que realmente nos va convenciendo poco a poco de la caída en la locura de su protagonista. Siguiendo con el final, cerrado porque no podía acabar de otra forma pero a la vez abierto, sin saber muy bien qué pasará de ahí en adelante. Los diálogos, extraños e incoherentes a ratos, las actuaciones de los actores, reflejando la (i)rrealidad que los rodea de forma magistral. Todo es absolutamente Dickiano y da lugar a una película muy disfrutable si se sabe qué es lo que estás a punto de ver. Porque no es una peli para cualquiera, ni las novelas son para quien no sepa entenderlas en su contexto. Y porque por mucho que Hollywood nos quiera vender lo contrario, poniendo finales optimistas o positivos, las novelas de Dick son una auténtica mirada a la oscuridad.

miércoles, 13 de marzo de 2013

90 estufas osadas

El atento lector habrá captado la fina metáfora incluída en nuestra última entrada. El devenir de la sociedad moderna representada por el hambre de poder de una antigua clase antaño poderosa pero que se vio relegada a la servidumbre, el caer de una aristocracia bajo el pujante poder de las clases medias, su miedo, odio y rencor y cómo con el paso del tiempo ha ido haciéndose un nicho de poder e influencias, arrancándole la fuerza y el poderío económico y social a los cuatro pilares fundamentales de una sociedad capitalista como la que tenemos hoy en día: la codicia y el hambre de poder, el afán del crecimiento desmesurado a costa de todo y todos los que nos rodean, incluso aquellos que en un momento dado fueron socios comerciales y que les permitieron resurgir y expandirse; el usar sus influencias para provocar la guerra, que amplió mercados, apresó recursos naturales, que propició las malas artes comerciales, el juego sucio, el todo vale, tratar con la muerte, buscando perpetuar estilos de vida caducos y  empresas con códigos éticos y morales desviados pese a estrategias de negocio caducas, arrastrando a gobiernos y políticos para crear e imponer sus propias leyes con el fin no solo de perdurar, sino de acabar con todo aquella potencial competencia. La desgarradora (nunca mejor dicho) escena donde esta pervertida capa social en lugar de adaptarse y evolucionar con el mundo se abre la propia piel para traicionar sus antiguas convicciones y convenciones y transformarse en un ente corrupto y corruptor, sin corazón, más ocupado en destrozar en beneficio propio que en crear y armonizarse con los demás. El propio hecho de renunciar a su propia humanidad comiéndose su propio corazón es un fiel reflejo de lo que es capaz esta casta de gente sin escrúpulos que solo miran por y para si mismos y que han llegado a controlar el mundo.

¡Zen sura!

Hoy he abierto esto y me he encontrado una sorpresita: el señor Gooogle™ me avisa de que alguien ha denunciado que he usado una imagen suya sin permiso y que si no la borro me cae un puro. En nosecuantos años que llevo con esto es la primera vez (para todo siempre hay una), y como siempre, surgen algunas dudas. Lo primero: el autor no se pone en contacto directamente conmigo, simplemente denuncia a Goooogle™ (el ™ ya es por si las moscas). Luego, por parte de Gooooogle™ se me notifica qué entrada es en la cual está la imagen de la discordia, pero no la imagen en si... ¿borro toda la entrada por culpa de una imagen?. Luego en el mismo correo, me avisa de que si ven que no he eliminado el contenido pueden borrármela ellos mismos, y que chequee el aviso por parte de la DMCA (Desde Marruecos Con Amor Digital Millenium Copyright Act™© y otro ™ más por si acaso) en una página que además, tiene el buscador "averiado"...



con lo cual no puedo comprobar exactamente la infracción en que ha incurrido mi entrada (es hasta gracioso que solo te deje buscar en su propia página, como si ellos infringieran muchas leyes... ¿o si?). En fin, tendré que dejar de compartir imágenes de la red (como por otra parte hace el 99% de las páginas de internet y donde hay páginas que se dedican precisamente a que la gente las comparta -justo de donde yo las encuentro-... que sería internet sin poder compartir y divulgar contenidos... otra cosa sería si me lucrara con esto, pero bueno, no es el caso, que ni siquiera tengo publicidad) y de hacer entradas con imágenes filosófic... ¡oh, wait! ¡si hace siglos que no hago una!... 

Me dispongo a borrar la entrada y... vale, mirando mejor en la entrada, veo una imagen que ha sido sustituída por un disco de prohibido en gris. Me arriesgo y borro esa (es lo único que se parece a un "es esta de aquí", lo cual es un poco absurdo, porque si ellos ya te cambian la imagen en cuestión por un disco porque alguien ha denunciado ya no tienes la imagen original en la entrada ¿no?) y vuelvo a publicar a ver si cuela. Si mañana no estoy por aquí ya saben a qué es debido...

Pequeñas frases e imágenes altamente filosóficas (y LXXII)












No he hecho nada hoy.
(y me siento de estupendamente)


Esperar es la parte más dura.


No sé lo que somos.
A veces siento que somos amigos,
a veces siento que somos algo más;
pero a veces siento que solo soy un extraño para ti.


Cada minuto que tu estás enfadado, pierdes sesenta segundos de felicidad.


Malditas autocorrecciones punto com


Hay dos grandes días en la vida de una persona:
el día en que nace
y el día en que descubre para qué.


Malditas autocorrecciones punto com


Yo solo quiero alguien que me entienda incluso cuando no diga nada.


Nunca pierdas el coraje.
¡Haz frente a tus miedos!.


Estoy intentando aceptar el hecho de que amar a alguien es dar un salto de fe,
y que una caída suave nunca está garantizada.



89 osos atufados

Ambrosio observó la cabeza con emoción insana. No esperaba que sus enemigos hubieran podido escapar de sus trampas, pero la jaula sanguijuela había hecho parcialmente bien su trabajo, y nuevas energías mágicas recorrían todo su ser. Codicia recubría su cuerpo como un viscoso simbionte de color negro, y era hora de ampliar su colección.

La cabeza de Hambre miraba al antiguo mayordomo con odio. Le hubiera gustado decir muchas cosas, pero entre la pérdida de sus dientes y las muchas patadas que había recibido, el antiguo jinete del Apocalipsis no podía casi ni farfullar.

La negra brea de Codicia se apartó para dejar a la vista el pecho desnudo del mayordomo. Ambrosio gritó mientras desgarraba con sus propias manos su carne, fracturando de un golpe el esternón, y arrancando su propio corazón de cuajo.

Ambrosio levantó su mano derecha con su corazón en ella, y agarró la cabeza de Hambre con la izquierda. Después, con un veloz movimiento, encajó la cabeza de Hambre en el hueco de carne. Mientras Codicia volvía a cubrir el pecho de Ambrosio, dejando a Hambre aprisionado, el mayordomo devoró su corazón aún palpitante.

-Si esta escena os ha parecido asquerosa -murmuró Ambrosio a un público imaginario, como si creyera que era el protagonista de un relato y algún lector estuviera leyéndolo-, debéis saber que en vuestra infancia lo hacíais a menudo, pero lo llamabais de diferente manera. Yo soy el muñeco de acción, y la cabeza de Hambre es la pila. Así que no me vengáis ahora con remilgos, ¿entendido?

Continuará

jueves, 7 de marzo de 2013

88 mofetas asombradas

Lo que Ónice había supuesto una de sus bolas de pelo regurgitado en alguna de sus opíparas cenas de avestruces en realidad era la cabeza de hambre, que estaba llena de suciedad, pelos y restos de cosas que había por el suelo. Como balón de fútbol era un poco defectuoso, rodaba de manera muy irregular y además lanzaba quejidos cuando le chutaban de puntera. 

-¡Goooool! ¡si! ¡Si! ¡SIIIIII!- gritó Adrián a pleno pulmón (o lo que quedaba de él tras años de maltrato fumando todo tipo de cosas).
-Que suerte tiene el cabrón- refunfuñó Raoul.
-¡SIIII! ¡he ganado! ¡soy el campeón de los juegos del Hambre! ¡yupiiii!
-No, aún no has ganado, quiero la revancha. Al mejor de tres.
-Perderás igualmente.
-Eso ya lo veremos.
-Pues venga, te estoy esperando.
-¡Pero no os quedéis ahí parados, id a buscarla! -dijo un Ónice que no salía de su asombro y con cara desencajada. Esta vez Adrián había chutado tan fuerte que la cabeza desapareció muy lejos, tras un recodo.
-Yo no tiré la pelota, te toca ir a buscarla a ti.
-De eso nada, he marcado, te toca ir a ti.
-¡Insensatos! ¡no podemos perder esa cabeza! ¡aún tiene mucho poder!

En la sombra, una sonrisa siniestra se dibujó durante unos efímeros instantes, mientras un borrón corrió en dirección a los restos de Hambre no sin antes desplegar con velocidad y habilidad inusitada una plaga de trampas por el camino...

87 sombras de moqueta

Ónice miró uno por uno a los reunidos. Poco a poco, todos se iban juntando.

El anciano profesor de matemáticas, Rebeca y Máximo elaboraban un plan para atrapar al mayordomo, al tiempo que especulaban sobre si éste sería ya consciente o no de que eran libres. El pobre Máximo se mantenía lejos de su hijo, obviamente avergonzado por todo lo ocurrido.

A Antonio y a Juanjo se les escuchaba gritar y llorar a lo lejos. Agotadas sus energías mágicas, estaban resolviendo sus cuitas mediante el más civilizado método de ver quien aguantaba más patadas en los huevos. Tenían suerte de que Rebeca no participara. 

Quienes también se enfrentaban, aunque en este caso fuera dialécticamente, eran Alba y Laurita. Las pullas y las indirectas claramente directas iban y venían de la una a la otra. 

Adrián y Raoul estaban jugando entusiasmados al fútbol. Sin comentarios. Menudo momento habían elegido esos estúpidos irresponsables irreverentes...

El aire pareció romperse. Fran había usado sus poderes para llegar hasta su amada Alba. Sin embargo, ella lo recibió con una mirada glacial. Fran bajó la cabeza, abochornado. El silencio era absoluto. No sólo porque se mascaba en el ambiente el mosqueo de Alba con su hasta hacía poco amado. Es que Fran se había traído consigo a los demás, y que unas sorprendidas Zoe y Mel estuvieran en ese momento dándole al cintupene, pues descuadraba bastante. 

Y bueno, que Guerra estuviera llorando abrazado a Arturo, y que este último no dejara de citar pasajes de La Guerra de las Galias de Julio César, tampoco ayudaba demasiado a que este reencuentro fuera solemne.

Posiblemente Muerte llegaría de un momento a otro, Ónice estaba seguro. En cuanto llegara, podían lanzarse todos juntos a la caza de Ambrosio y Codicia. 

Pero... espera... Ónice volvió a recontar a los presentes. Faltaba uno... 

-¡GOOOOOOOOL! -gritó Adrián.

Ónice bufó. Ya sabía quién faltaba. Y ya sabía también como habían conseguido un balón esos dos cabritos...

Continuará

lunes, 4 de marzo de 2013

86 sobras de gres

-Uhm.. ¿y si nos atas?
-¿Quée?
-¿No te ponemos?
-Que no es eso
-¿Y unos cachetitos?
-Que no
-¿¡En el culete!?
-Nooo
-Sii, venga, un poquito nada más
-Que nooo
-Pero si es muy diver, mira como se lo hago a ella
-¡Ay, bruta!
-No te di tan fuerte
-Que si ¬¬
-Que noo
-¿Y ahora?
-¡Leches, que eso duele!
-Pero quieren dejar de...
-¡NOO!
-¡NOOO!
-Ay madre...
-¿Entonces sigo?
-¡Claro! ¡y tira un poco también de...!
-Eh, no le hagas eso... uys
-Ummm... así me gusta
-Pues entonces estate quieta y déjame que te... espera, los tacones...
-Oye, qué vas a hacer con... pe... pero... no le irás a...
-¡Noo nooo nooooooo!
-Uy que si que si, que es cuero y tiene tres colas, pica un poco pero...
-Noo noo... ¿si? siii.... sii ¡SIII!
-Uummmm jijiji
-Ahhhhayayaaahhhhh
-Deja que te... eh, espera, eso n... bueno, pero deja que yo...
-Ufffñññ.... argh... ummmuysssmmmm
-¿quieres quitarle eso de la boca? ¡se va a asfixiar!
-¡NO!
-¡UMFF!
-...
-Sigamos con lo nuestro, él se lo pierde..
-¡FUMPFHFMMSFM!

-Uff, yo paso, esto es demasiado para mi. Y míralas a ellas tan... haciéndose... joder, que asco, se están dejando marcas y arañazos por todos lados... no entiendo como les gusta hacerse todas esas cosas la una a la otra... si están sangrando y todo... no lo entiendo... en fin, prefiero no ver más... y pensar que he dejado a Alba por... soy un estúpido. Tengo que hacer algo para arreglar todo esto...

85 lapsus de tiempo

-¡Que sí, que sí! -chilló Adrián-. ¡Quesssto lo he visto yo y funsssiona!

Adrián vació la botella de grog sobre la puerta enrejada. Una simple gota cayó sobre los barrotes. Se escuchó un siseo cuando la gota disolvió una ínfima cantidad de metal.
-¿Una gota? ¿Y el resto?
-Melobebíporelcamino... essstá claro...
-Lo mato.

Cuando terminaron de abofetear a Adrián (gracias a sus poderes de buena suerte, las leches sólo le cayeron de refilón), todos los reunidos comenzaron a pensar cómo abrirían la dichosa puerta.

Y una idea apareció...

Rebeca no terminaba de creerlo. La idea de por sí era absurda, pero...

-¡Buah! ¡La criaja está atorada del todo! ¡Bastante si conserva la cabeza!

(ruido de metales)

-¡Buah! ¿Quién construyó esto? ¡Esto es una chapuza! Va a haber que abrir...

(ruido de martillo)

-¡Buah! ¡Esto ya está!

(ruido embriagador de libertad)

Rebeca miraba boquiabierta. Al final, la idea de llamar a un cerrajero había sido decisiva... estaba convencida de que si Arturo estuviera presente, haría un comentario sobre cuando los hombres llevaban medias.

-¡Buah! Por el trabajo, el material, el plus por llamar a horas intempestivas, desplazamiento, junto con el plus de bajar a las cloacas y trabajar en un ambiente insano... ¡son tropecientosmilquinientosmuchos euros!

Todos miraron al cerrajero, se miraron entre ellos y volvieron a mirar al cerrajero.

-Rebeca, paga tú, que yo es que no tengo suelto ahora mismo -se escuchó la voz de Raoul.

Continuará

 

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