viernes, 29 de noviembre de 2013

Esta corrosión

Las "hermanas de la misericordia" nos presentan esta corrosión:



Potentísimo hit que no conocía y comparto. Y no, no es el hermano blanco de Michael Jackson

lunes, 18 de noviembre de 2013

118 drogas sin realidad (de cambio)

Fran, el demiurgo supremo, el ente que manejaba las realidades, el dios de dioses, el hado del universo (nada que ver con llevar tutús y varitas), el... en fin, lo que sea, seguía durmiendo en su esperado sueño eterno, en su pacifico retiro, en su letargo sagrado, en su merecido reposo, en su pernoctación sin despertación, en su... en fin, lo que sea, no estaba tranquilo. Algo lo hacía intranquilizarse, desvelarse, desasosegarse, inquietarse, desazonarse, descojon... en fin, lo que sea, y eso afectaba al universo entero. Por ejemplo, escondía el diccionario de sinónimos para que el narrador no pueda seguir poniendo tonterías. ¡Incluso cosas más graves!. Un gato negro en un tranquilo lugar al sur de Madrid se había dado cuenta de que podía hablar el idioma de los humanos. Y lo que es peor y de lo que derivaba el hecho anterior, tenía conciencia de tener conciencia (lo cual es un fastidio para un gato, acostumbrado a ser cruel, egoísta y hacer lo que le viene en gana). Paradojas morales aparte, una especie de brecha empezaba a abrirse en el universo, un roto en el descosido anterior, un charco en el desierto, un chocolate aguado, un caldo frío, un... vaaale, ya paro.

En alguna parte, Adrián llegó en coma al hospital donde Juanjo trabajaba. Había sido embaucado con la excusa de recoger fondos de su ONG para llevar ayuda al reciente desastre humanitario provocado por una guerra que había estallado de repente y en circunstancias extrañas en el seno de dos países aparentemente en buenas relaciones. Había invertido todo su dinero en fletar con urgencia un barco en cooperación con ciertos políticos de alto nivel que aparentemente querían colgarse algunas medallas. Es más, había incluso tomado prestado parte del de su querida Laura, todo para que en un sorprendente giro de acontecimientos el barco fuera apresado y se descubriera un enorme cargamento de drogas y armas. Cuando se dio cuenta de en qué lio le habían metido fue demasiado tarde, se había convertido en la cabeza de turco de una trama que habían puesto ante un frustrado Antonio Mata. Toda la operación que parecía tan clara y todos aquellos hechos probados resultaron explotar en una marea de falsedades y errores extraños, y Antonio, que tantas pelotas que había tocado durante ese tiempo, tras esta derrota había sido degradado y expulsado del cuerpo por aquellos que lo envidiaban y no tenían una moral tan rígida como para tratar con ciertos capos. Laura había gastado todo lo que le quedaba en abogados y en intentar salvarlo sin resultado, a resultas de lo cual había perdido no solo sus posesiones, sino también su fundación y su orgullo. En la cárcel Adrián había tenido una mala suerte manifiesta. Siendo confundido con alguien que había hecho una mala jugada a uno de los miembros del peor grupo de reclusos, fue vejado, maltratado y apalizado durante semanas hasta el momento en el que un mal golpe lo había dejado sin conocimiento. Juanjo tenía mucho trabajo hoy y no se encontraba en el mejor día de su vida precisamente; las malas noches por no saber el paradero de su amigo Antonio, su bajo rendimiento en el trabajo, la bebida... y ahora esto. Empezó con una complicación en un parto, donde tuvo que acudir a ginecología para echar un cable. El niño murió y la madre está estable pero en cuidados intensivos; el padre, destrozado, se fue dando tumbos por la calle, fuera de si, incapaz de pensar con claridad. Más tarde, en el quirófano 2, había estado operando a una chica que había sido salvajemente agredida por un robot fuera de control y había seccionado una arteria y había estado a punto de matarla. Lo peor es que seguía con pronóstico reservado y aún tenía que enfrentarse a los politraumatismos y contusiones de aquel chico. Los escáneres daban daño cerebral irreversible, nunca volvería a ser el mismo. Pero al menos no se volvería loco como el profesor de Alba ante las indescriptibles escenas que había presenciadolo. No, no creía que Adrian empuñara hachas y reventara al agresor y luego saliera destrozándolo todo. Lamentablemente lo poco que podría hacer a partir de entonces sería babear y decir incoherencias, pues lo único que estaba en su mano era lograr que pudiera despertar de nuevo para ver un nuevo día. Demonios, pensó, pobre chico, casi es mejor que lo mate... y me mate yo después...

Continuará...

jueves, 14 de noviembre de 2013

117 cambios de realidad (sin drogas)

Extractos del diario de Raoul.

Es extraño. Soy feliz por primera vez en mucho tiempo. Parece que lo tengo todo en mi vida. Y, a pesar de eso, tengo una sensación... de estar incompleto.

Sé que no debería tener este tipo de pensamientos ahora que voy a ser padre. Le he propuesto a Rebe que le llamemos Francisco. Curiosamente, ella también cree que es el nombre perfecto para el bebé. Antes de que yo se lo dijera, ella ya estaba barajando también ese nombre. Pero... no termino de entender porqué mi corazón se aflige. Es una sensación como de haber perdido algo, pero sin poder recordar qué he perdido.

(...)

Hoy han intentado atracarme camino del trabajo. Eran dos hombres, con navajas. Fue como si algo despertara en mí. No puedo entenderlo. Una especie de reacción extrema, de acto reflejo. Antes de darme cuenta, había dejado inconscientes a los dos ladrones. Supongo que sería la adrenalina del momento, pero... juro que los movimientos que hice parecían de artes marciales. Y yo jamás he estudiado otra cosa que no estuviera relacionado con el derecho... no puedo entenderlo.

(...)

Por hacer una prueba esta tarde, en el gimnasio, entre a la clase de kárate. El arranque que tuve el otro día, no apareció aquí. Supongo que todo fue debido a la adrenalina. Pero también sucedió algo extraño. En la sala, tenían varios carteles colgados relativos a las artes marciales. Estuve mirando uno durante casi media hora. No pude evitarlo. Era una mujer oriental, quien manejaba una especie de lanza. Pregunté al respecto, y me explicaron que se llama naginata. Creo que era la primera vez que lo veía, pero me resultaba muy familiar. Estoy seguro de haber conocido a alguien que dominaba la naginata, pero no puedo recordar quién ni dónde.

(...)

Aprovechando el finde, Rebe y yo pasamos el día de paseo por la capital. Encontramos una tienda muy curiosa de artesanía oriental. Entramos, porque Rebe está encaprichada con comprar uno de esos biombos japoneses. Sin embargo, ocurrió algo extraño. Tenían varias armas exóticas allí. Rebe se dirigió directamente al estante y se quedó contemplando boquiabierta la naginata. El vendedor le ofreció mostrársela. Ver a mi esposa con aquella arma, me resultó... no puedo explicarlo. Era como... ¿bueno? No sé muy bien cómo, pero terminamos comprando la naginata. Rebe estaba sorprendida por esa acción, pero aseguraba que se sentía bien al tener esa "lanza" entre sus manos.

(...)

Rebe ha estado interesándose por el uso de la naginata. Parece tener un manejo innato. Empiezo a estar preocupado. Una idea completamente loca está rondando por mi cabeza. Es una estupidez, pero... es como si Rebe y yo supiéramos artes marciales y lo hubiéramos olvidado. Sé que es una bobada. Pero, no entiendo porqué ese pensamiento me da tanto miedo.

(...)

Anoche tuve una pesadilla. No recuerdo mucho, sólo que salía Antonio Resines. No pasa nada, no era más que un sueño...

Continuará

viernes, 1 de noviembre de 2013

La verdad tal y como sucedió (por el tercer novicio de la 116ª dinastía errante de los monjes de los últimos días)

No, no puedo dejar que la verdad salga a la luz. Tengo que maquillar las cosas, tengo que... ¡es horrible! ¡no! ¡la humanidad no podría entenderlo y aguantarlo! es demasiado... no, no están preparados... aún no...

Eehmmmm... estoooo... ah, si. ¡Y entonces llegó Vicky en su refulgente dragón perlado, volando como una exhalación sobre sus cabezas y saltó de su grupa, cayendo en una espectacular voltereta justo enmedio de Ambrosio y Laura y Alba y dejando polvo en suspensión, pequeñas grietas en el suelo e incredulidad por doquier. De una patada dio cuenta de Ambrosio, al que justo antes había arrebatado el báculo. Ante las atentas miradas de unas asombradas Laura y Alba, utilizó el báculo para hacer reaparecer/resucitar a Fran (las malas lenguas dirán que agarró a su hermano por los mismísimos hasta que lo trajo de vuelta). Fran rompió el hechizo de ilusión en el que se hallaban sometidos y ya no estaban en el infierno, ni en una dimensión paralela, ni tenían armaduras. Eso si, la realidad era demasiado tozuda como para que Antonio y Juanjo no siguieran peleándose pese a todo. Un Arturo caballeresco acudió a salvar a las damas cuando Ambrosio intentaba una última acometida desesperada y lo inmovilizó con una llave. Vamos, le aplicó una llave inglesa en la cocorota y lo dejó tirado sin conocimiento. Ahora todos se arremolinaron, entre fascinados y curiosos, alrededor de la figura de Fran, que ahora inspiraba un cierto temor reverencial.

-¡Escuchad!- bramó un Fran que de repente tenía toda la actitud de Charles Bronson pese a una falta de mostacho alarmante- Hasta aquí ha llegado esto. No permitiré más dolor y sufrimiento. Hemos estado jugando y luchando con y contra fuerzas de difícil comprensión, más allá de todo entendimiento; hemos sido marionetas en manos de otras personas, de mentes desquiciadas. Es todo una ilusión, un sueño y yo puedo despertaros. Tras todos estos viajes místico-metafísicos he tropezado con la verdad. ¡Y la verdad nos hará libres!. Sólo os pido una cosa, pues no tengo poder suficiente y requiero vuestra valiosa colaboración... ¡tomaos de las manos! (psss, Adrián, de las manos, de las m... ufff, vaya tortaaaa...).

Todos en corro, con las manos extendidas y agarrados unos a otros, rodeando a Fran que ocupaba el centro del círculo, comenzaron a ceder poder hacia el interior, a concentrarlo en ese punto, como la luz en una lupa. Nadie dudaba de que lo que estaban haciendo era lo correcto, Fran tenía un aura de solidez, liderazgo, confiabilidad y seguridad que anulaba cualquier intento de disentir o de obrar de manera diferente. Mientras poco a poco iban drenándose todos, e iban cayendo presas del esfuerzo desde el más débil al más poderoso y una luz brillante y cegadora iba llenando el hueco donde en un principio estuviera Fran, mientras este sonreía de una manera extraña y terminaba desvaneciéndose en un estallido de color.

Raoul fue el primero en despertar. Estaba en una cama, confuso. Se levantó y fue al baño, se lavó la cara y salió hasta la cocina. Allí le esperaba Rebeca, que al verlo se le acercó y se dieron un beso en la boca mientras se daban los buenos días. Raoul empezó a preparar unas tostadas mientras Rebeca pasaba por detrás para sacar la leche del microondas y le daba una palmadita en el culo. Raoul se sintió un tío afortunado. La vída le sonreía, gracias a su esfuerzo había conseguido que la empresa de su padre hubiera salido de la crisis en la que había entrado años atrás, su progenitor estaba sumamente orgulloso de él y su mujer pronto tendría un niño. Pensó que de nombre le pondría Francisco y de repente algo en su cabeza hizo clic y una sensación extraña le recorrió todo el cuerpo. La sensación de que algo no funcionaba empezó a invadirle hasta que Rebeca se acercó y empezó a acariciarle el cabello. Un par de palabras susurradas al oído y una mirada suplicante mientras ella se dirigía contoneante hacia el dormitorio terminaron por sofocarla.

Laura era feliz. Desde aquel problema con el mayordomo, que había presentado dimisión y la había dejado con toda la ropa sin planchar y sin poner la lavadora, había empezado a hacer cosas por si misma y había cambiado. Estaba dando de comer a los pobres en el comedor de su fundación cuando apareció un hombre trajeado y atractivo. Usted no viene a comer aquí, espero. No, nada de eso, soy el representante de la mundialmente famosa y reconocida ONG metralletas contra el hambre y vengo a hacerle partícipe del premio anual que otorga la organización a la mejor iniciativa particular en ayuda de los desfavorecidos. Me dejais anonadada, no merezco reconocimiento por algo que me sale del corazón. Usted tiene un corazón de oro, señorita, igual que sus hermosos cabellos. Me halaga usted, es una persona culta y educada... supongo que sabe quien soy, pero... ¿y su nombre?. Oh, que desconsiderado por mi parte, no me he presentado; mi nombre es Adrián y desde luego, tiene usted una impresión demasiado buena de mi, y me siento afortunado por merecer las atenciones de usted. Me sonroja... vendrá cansado ¿quiere una copa?. Oh, gracias, pero no bebo. Durante un instante, el universo estuvo a punto de implosionar para estas dos personas, que momentaneamente mareadas por alguna desconocida fuerza tuvieron la extraña sensación de que algo no encajaba. Pero luego se miraron a los ojos y se perdieron el uno en el otro y tuvieron la certeza de que habían encontrado a su media naranja.

Antonio Mata estaba exhultante. Después de tantos meses de duro trabajo lo iba a conseguir. Sólo le hacía falta una última cosa. Tocó en la puerta del hospital y el recepcionista lo dejó pasar, evidenciando que ya se esperaba esta visita. No demasiado lejos, una voz conocida lo llamó por el pasillo. ¡Juanjo! ¡por fin!. Antes de nada, abrázame hombre. Durante el abrazo, miles de gatitos estuvieron a punto de morir de algún tipo extraño de afección cardiaca, pero todo pareció volver a la normalidad, pese a las caras un tanto desencajadas de los dos amigos. Esto... ¿lo tienes?. Si, y como tu pensabas, el análisis da positivo. ¡Lo sabía! ¡ya tengo pruebas para enchironarlo!. Eso merece una celebración por todo lo alto, ¡hoy invito yo!. Tío, muchas gracias, no sabes lo importante que es esto para mi. No es nada hombre, ¿qué no haría yo por un amigo como tu?.

Alba estaba en la feria de robótica de la universidad. El mundo por fin vería la que sería su mayor y mejor creación, el Arturo 2000. Era el día más feliz de su vida. Su tutor de proyecto, el viejo profesor, sonreía orgulloso al lado. Sabía que aquella alumna iba a llegar lejos.

Vicky, Diego y Chencho estaban sentados bajo el toldo de un bar, tomando algo fresco para combatir el calorcillo que hacía ese día, con Ónice ronroneando en el regazo de la ragazza. Reían y bromeaban y disfrutaba cada uno de la compañía de los otros porque hacía tiempo que no se veían. Diego tomó la palabra y dijo: ¿y a que no sabéis qué sueño más raro tuve anoche?...

Fran, un destello de luz en el horizonte estrellado, vigilaba su obra, en paz y armonía con el universo. Lo había conseguido. No, de hecho, había conseguido algo más allá de lo que podía haber imaginado o soñado. Era más de los que jamás había querido ser, pero en cierto modo, también lo había perdido todo. ¿Sacrificio? quizá. Y vio Fran que todo era bueno. Y como ya era el séptimo día, se echó a dormir.

En la oscuridad una sombra se movió. Voces extrañas sonaban a su alrededor. Se han ido todos, decían. No pueden haber rechazado a sus dioses, decía otra. Se ha disipado todo el poder, bramaba una tercera. La sombra, consciente tras su inconsciencia de todo lo que debía haber pasado, y elaborando un nuevo plan rápidamente, y con una media sonrisa en la boca dijo: Así que se han burlado de todos vosotros ¿eh? os han conseguido dejar al margen ¿verdad? ahhh... la mente humana es demasiado imprevisible, es capaz de superarlo a todo y a todos, de encontrar la forma de romper vuestro dominio y encerraros a todos ¿a que si?. Si, dijeron las voces, espectantes. Aquí nos ha encerrado, y a ti con nosotros. ¡No!, a ustedes los ha encerrado conmigo, y yo soy vuestra última posibilidad de no pasar la eternidad jugando al parchis. Si... después de probar lo divertido que es jugar con los seres humanos y los destinos de las civilizaciones ¿quien querría volver a la monotonía de la no-existencia y la inmensa vacuidad del infinito?. No, necesitan salir de nuevo. Y sólo yo puedo, y sólo a mi corresponde el poder que ustedes no saben usar. Este es el trato, dadme vuestro poder y yo os haré de nuevo libres, poderosos y dueños de las almas mortales... ¿qué decis?

Continuará...

 

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