Pruébame blogger!

A veces no entiendo a los tíos... ni a los tíos, ni a nadie... Vale, lo reconozco. Me gusta Fran... pero no entiendo qué leches hace con esa estúpida de Laura. Pija y boba a más no poder. Pero es mona... y yo... y yo no lo soy.

(suspiro)

Vale, lo que soy es gordita, morena y solitaria. Ese es el problema. Pero conecto bien con Fran. Es la única persona con la que conecto de clase... cuando no está esa... esa... Laura. Debería dar gracias porque siempre estoy sola y los burros de clase no se meten conmigo, y dejan en paz a la gordita empollona. Nada de bulling ni cosas parecidas, gracias a Dios. Es sólo que... estoy sola.

A veces me gusta pensar que no soy fea. Yo al menos no me veo fea. Es sólo que no encajo... Y para un chico que considero mi amigo, siempre le está revoloteando esa moscona.

(suspiro)

Y se avecinan malos tiempos... Papá, concejal en el ayuntamiento... y salta un caso de corrupción con el alcalde implicado. En casa tienen miedo. Papá no ha hecho nada malo, pero su carrera política puede estar acabada, con la ilusión que tenía por cambiar las cosas... también es cierto que en todos estos meses que está de concejal, poco ha conseguido cambiar... ayer discutió con mamá...

(gran suspiro)

A mí me da miedo que mis compañeros lo usen para meterse conmigo. Por fortuna, no les veo leyendo periódicos... pero... me da miedo lo que pueda pasar. A veces me gustaría ser de otra manera. Poder chillar y comenzar a romper cosas. Coger a esa estúpida de Laura y abofetearla, y coger la mano de Fran y salir corriendo arrastrándole. A veces me gustaría hacerle daño a alguien, y gritar, y llorar, y viajar muy, muy lejos de aquí... A veces me gustaría no ser Alba la empollona, sino la mariscal de uno de esos ejércitos de las tinieblas de los que describe Fran y arrasarlo todo a mi paso, y que me adoraran y que me temieran y...

Y luego, valga la redundancia, pienso en esos pensamientos. Y me arrepiento de querer hacer daño a alguien. Pero qué más da, si estoy sola... A veces preferiría no ser tan inteligente como dice la gente que soy. A veces quisiera ser alguien más del montón...

(transcurre un largo y aburrido día de clase, con la única emoción de no saber de qué será el sandwich que mamá me ha preparado)

Vuelvo a casa. Sola. Atravieso el parque. A lo lejos veo a Laura tirando del brazo de Fran, que está como embobado. Me detengo. Siento envidia. Siento odio... no voy a llorar. No lo haré.

(cae una lágrima)

Al final, como siempre, termino llorando en silencio. Sola. No me dí cuenta de cuanto tiempo llevaría el mendigo ese mirándome. Me sonreía. Si fuera de noche, habría salido corriendo gritando que un pervertido quería tocarme. Bueno, no es que corra muy rápido... y me extrañaría que alguien quisiera tocarme. Pero... pero ese mendigo... hay algo extraño en él... lo noto... puedo notarlo... ¡joder!

Salgo corriendo fuera del parque. Tengo la irracional sensación de que los ojos de ese mendigo han atravesado mi cuerpo y escudriñado mi alma. Parecía que podía ver mis sentimientos ocultos. Mi miedo. Mi soledad. Mi odio...

Y, el cielo me ayude, creo que todas esas cosas malas que ha visto dentro de mí...

Le han gustado.

(continuará...)