Ya no aguantó más. Raoul atrajo hacia sí a Rebeca y la besó. Sorprendentemente, ella se dejó llevar. Raoul la abrazó con pasión y comenzó a deslizar sus manos hacia...
La ostia fue tan monumental que Raoul cayó de la cama. Tardó unos minutos en reaccionar, pero cuando lo hizo pudo ver a Rebeca de pie, mirándole fijamente.
-Ha llamado el profesor. Dice que hay un extraño cyborg rondando por el colegio. Prepárate, tenemos que ir a echar un vistazo.
-La madre que te... ¿por qué me has pegado?
-Porque estabas diciendo mi nombre en sueños y tu tienda de campaña no indicaba nada bueno.
-¡Deberías sentirte halagada!
-¿Por qué? ¿Un cerdo machista y egocéntrico está soñando cochinadas conmigo y debo sentirme halagada? ¿Por alguien que incluso ante el fin del mundo no puede comportarse con seriedad? ¿Acaso crees que...?
-¡YA ESTÁ BIEN!
Las lágrimas comenzaron a correr por las mejillas de Raoul.
-¡Sí, soy un imbécil! ¿Qué quieres que te diga? ¡Estoy predestinado a morir sin que yo haya elegido participar en esta guerra, mi padre fue maldito e infectado por el enemigo, me enfrento al fin del mundo y sólo recibo insultos por tu parte! ¿No soy serio? ¿Qué quieres que haga? ¡Es mi manera de enfrentarme a esto porque si no, me volvería loco!
Rebeca bajó la mirada.
-Lo siento. Sé que a veces soy demasiado estricta...
-No, si en realidad me la suda -sonrió con ironía Raoul-. Pero, ¿a que soy buen actor?
Cri-cri-cri-cri... (sonido de grillos)
-Hijo de puta... -por fin dijo Rebeca.
-En eso no puedo darte o quitarte la razón -comentó Raoul mientras comenzaba a vestirse-. Nunca conocí a mi madre...
Rebeca salió de la habitación dando un portazo.
-La tengo en el bote...
Continuará
sábado, 22 de diciembre de 2012
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