¿Telesplico o te hago un croquis? Comprendiendo esta Odisea ~ Pruébame blogger!

martes, 19 de agosto de 2008

¿Telesplico o te hago un croquis? Comprendiendo esta Odisea

Capítulo en cierto modo recopilatorio, en cierto modo revelatorio para adentrarnos bien y un poco menos perdidos en la recta final de este culebrón de la historia del incendio de la mujer de rojo. Pero por muy recopilatorio que sea, por supuesto siempre es bueno haber leído los tochos anteriores: Investigando el incendio de la casa de la mujer de rojo, carta desde la carcel de un detective desesperado, ¡A por la fotógrafa misteriosa!, Amigos, enemigos, confidentes, aliados..., Y el loro puso las cosas en su sitio, Dilema sobre el secuestrador enmascarado, La venganza de la becaria, Detectivator II: el juicio final (primer round), Sueños calientes, sábanas ardientes, La mujer de rojo, el subconsciente y las vueltas que da la vida, Investigando entre la chamusquina, La guarida de la mujer de rojo, Liando el meollo, llegaron los dioses, Detective desenmarañando la maraña, La tercera facción y En algún lugar...

El sopor fue abandonando poco a poco a Perse, que se encontraba tumbada en el suelo sobre una alfombra en el fondo de una pequeña habitación. Según se fue acostumbrando a la iluminación y fue volviendo en si misma. Delante estaba la mujer de rojo con cara de preocupación, pero no dijo nada. Esperó hasta que Perséfone terminó de levantarse y dio muestras de poder tenerse y pensar con claridad para empezar a hablar.

-Perse, necesito tu ayuda.
-¿Debería prestártela después de lo que me has hecho?
-Te he alejado del peligro. En cierto modo te he salvado la vida.
-Me has arruinado mis planes. Me has quitado al detective.
-Irónicamente, el detective tiene otros planes. Nos ha burlado a todos querida. Pero él sabe cuidarse, quien me preocupa es la becaria.
-No sé quien es, ni me interesa.
-Si que lo sabes. Si eres quien creo que eres, tienes la información.
-Te digo que no sé quien es.
-Es la protegida de Troglo. Oficialmente no está en la organización, pero la usaron a su conveniencia sin ella saberlo.
-¿Hija de Apolo?
-No tanto; protegida he dicho.
-Si sabes tanto de mi, sabrás que no estoy aquí por las disputas de esos dos. Y si yo te conozco algo, pensaré que tu estás cogida entre dos fuegos.
-Exacto. ¿Solo quieres venganza entonces?.
-Sabes tan bien como yo que tu marido, la mujer del detective y la familia de Drenas no fueron la únicas víctimas en ese tren.
-Lo sé. Es curioso que quieras vengarte de la mujer de negro, que perdió a su hermana gemela (la esposa del detective) en el mismo accidente.
-Lo de Elisa fue algo inesperado, incluso para ella. Sin embargo, estos años he estado preparándome con tanto ahínco para mi venganza que he descuidado informarme sobre el resto de cosas que han estado pasando por esta ciudad. Puedes confiar en mi ahora que sabes cual es mi objetivo, mi misión, aquello que me obsesiona. Así que si quieres que te ayude con lo tuyo tendrás que explicarme qué es lo que ha pasado todo este tiempo.
-Lo haré después de preparar el café. Necesitas unos momentos de calma y sosiego para recuperarte.
-¿Lo tuyo no era urgente?
-No tanto. Aún tenemos suficiente margen. Precipitarse sería lo peor que podríamos hacer. Mientras tanto, échale un ojo a esto.

La mujer de rojo le tendió una carpeta. Perse la abrió y sacó de ella recortes de periódico, algunas hojas de cuaderno y servilletas escritas. Por el contenido supo que eran del detective. Y parecían recientes. Así pues la mujer de rojo había encontrado su paradero... aún tenía posibilidades de...

-¡Ni se te ocurra!. Sé lo que estás pensando, y te diré que no lo he encontrado, me dio una pista falsa que seguí. Me tendió una trampa. Me alejó de aquí para poder entrar en mi casa y registrarme; mientras yo conseguía esos vagos apuntes, él conseguía mucha información mía por la que otros hombres hubieran muerto. La culpa la tuvo la beca, que volvió a escapárseme y me arrastró hasta allí.
-Venga ahora no te hagas la astuta, seguro que tu también caíste.
-Me da rabia reconocerlo, pero así es. Utilizó a su "padre" Laertes para llevarnos hasta un pequeño piso franco que alquiló solo para ese día y nos dejó esas pistas que tienes en la mano. Quiere que sepamos lo que piensa, lo cual quiere decir que al menos confía en mi.
-¿Al menos en ti? ¿y eso? ¿y quien es Laertes?
-Laertes es el ex jefe de policía. Fue su mentor, el que le enseñó todo lo que sabe, su padre putativo; por lo que veo ya ha mantenido contactos con él, como sospechaba la becaria, y lo tenían todo preparado. Por otra parte, desconfía de la becaria con razón. Su relación tutelar con el loro y la protección que le brinda Troglo resultan ciertamente sospechosas. Cuando supo que iba con ella al piso, llamó a la poli. A ella la cogieron, yo pude escapar.
-Será que la engañaste para que la pillaran a ella mientras tu escapabas.
-Tanto monta. Sin embargo pienso liberarla. Ahora mismo, la becaria está detenida con cargo de allanamiento de morada, robo y por simular su secuestro por parte del detective. No veas las presiones que ha tenido que soportar el pobre comisario con su repentina desaparición, con lo que ahora éste hará todo lo posible para endurecer las penas. Mira este recorte de periódico:



Perse ojeó el recorte del periódico con el ceño arrugado y tomándose su taza de café cargado. Al momento miró a la mujer de rojo, inquiriendo más información.

-Así es como empezó todo, incendiándose la casa donde vivía con mi marido, donde recogía a la gente pobre del barrio y a aquellos más necesitados.
-La tapadera perfecta para ocultar agentes en tu casa, claro.
-La tapadera perfecta para cualquier cosa que requiera mover gente de manera clandestina dentro del pueblo. Si es un tipo en limusina todo el mundo se da cuenta. Si es un pordiosero que pasa por allí y se larga al par de días la gente pensará que venía a comer y a pasar la noche.
-Y por supuesto, tu marido era el enlace, y por eso te visitaba el detective.
-Por eso bebía, para justificar sus frecuentes apariciones por aquí en busca de información, ya fuese porque se enteraba de que llegaba algún contacto o para preguntarme a mi, aunque debo reconocer que pocas veces lo hacía. Nunca se llevó bien con mi marido, así que a él lo evitaba. Es una lástima que en lugar de actuar lo de beber lo hiciera de verdad. Al principio pensaba que simplemente estaba llevando lejos su afición por la bebida. Luego me fui dando cuenta de todos los problemas que arrastraba y...
-Jejeje no hace falta que digas más. Sin embargo, los rumores son muy crueles.
-En su caso, nunca les hicieron justicia.
-Sin embargo me parece que tu detective aún no ha recordado nada de todo esto. Habría venido a hablar contigo.
-Es demasiado astuto como para eso. Ahora no cometería ese fallo. Vendrá, hablaremos, pero será cuando todo esto haya pasado. Mientras tanto, yo solo puedo esperar y esperar.
-¿Tejiendo y destejiendo? así que tu eres Penélope además de Atenea...
-Su benefactora en la sombra, la diosa de la sabiduría... Atenea. Curiosa elección sabiendo que además es la diosa de la guerra.
-Mira, en esta hoja de papel tiene un diagrama de los implicados en todo esto, con sus nombres en clave...
-Si, pero aún no sabe todo o no quiso poner lo que sabe.



-Vaya, todo esto de las deidades y mezclarlo todo con la Odisea de Homero es un lío, no entiendo ni papa.
-Joer tía ¿tienes nombre de diosa Griega y no sabes de qué va todo?
-Nombre en clave. Me quedé con lo de "Diosa del inframundo", la que tiene la última palabra sobre el destino de las almas de los hombres, me seducía esa idea. Al menos quiero decidir sobre un alma, para compensar todo el dolor que me causó, y tu ya sabes cual. La que me desterró al inframundo y que consiguió atarme a Hades mediante engaños, alguien a quien no deseaba, la que me odia por ser bastarda de Zeus y todo eso.
-Se te nota resentida si... en fin, te contaré un resumen de la historia, a ver si puedo condensarla toda más o menos fielmente y lo más brevemente posible. Recuerda que Ulises = Odiseo = Laertiada (hijo de Laertes), aqueos es otra forma de decir griegos y los atreidas son una estirpe de reyes entre éstos y Pérgamo es el nombre antiguo de Troya, por el que se conoce a la ciudadela que hay en el interior de las murallas, donde se haya el templo de la diosa.

Ulises era el rey de Ítaca, un reino de islas, tierra abrupta pero fértil, dura pero apacible, y dirigía ese reino con equidad y era amado por su pueblo. Sin embargo Agamenón lider de los Atreidas poderoso entre los poderosos, instó a todos los reyes griegos a una guerra contra sus enemigos los Troyanos, que dominaban el comercio en esa zona del mediterraneo y prosperaban porque controlaban el paso de los Dardanelos. En su ambición Agamenón obligó por la fuerza a los caudillos griegos para sitiar la ciudadela de Troya, la de las invencibles murallas, so pena de sufrir el mismo destino que quería darle a la estirpe de Príamo, el patriarca de los troyanos.

Sabrás de la famosa guerra de Troya, que durante nueve años aguantó las embestidas de los griegos, hasta que el genio de Ulises logró concebir la idea de colar el famoso caballo que sería la perdición de Pérgamo, el único modo de traspasar la irresistible muralla que tanto enojó a Poseidón que tras el saqueo y la destrucción de Troya barrió con la fuerza de los mares. Pese a los esfuerzos de Casandra, se entró el fatídico equino de madera hasta la alta ciudadela de Pérgamo, llevado al templo, y dado como ofrenda a los dioses por haber permitido el fin de la guerra (al fin y al cabo, el caballo era una dádiva de los griegos como muestra de rendición). Casandra, la mayor profetisa de su tiempo, fue maldecida por el dios Apolo del que recibió su don de adivinación y al que posteriormente rechazó por sus pretensiones carnales, de manera que aún adivinando los hechos futuros no sería creída por nadie. Muchos adivinos hacían cábalas sobre qué debían hacer con el caballo, pero al final la decisión fue tomar las palabras y ofrendas de los aqueos de buena fe y celebrar hecatombes (literalmente sacrificio de 100 reses) para honrar a los dioses. Así los troyanos se fueron a sus casas borrachos y cansados tras los festejos, descuidando su seguridad y la de la ciudad, mientras dentro del caballo un grupo de los más valerosos y diestros guerreros de entre los atenienses aguardaban para tomar la ciudad por sorpresa y abrir las puertas al resto de tropas que esperaban fuera fuera, tras simular que botaban los barcos y se alejaban de las costas, cuando en realidad estaban esperando en un recodo cercano para volver al abrigo de la noche.

Pero aún tras la derrota de Troya quedaba mucho tiempo para que Ulises pudiera volver a Ítaca, muchas pruebas le interpondría el destino. Después de la guerra, los caudillos empezaron a discrepar y a pelear entre ellos. Dudaban entre dos opciones: regresar y permanecer allí un tiempo haciendo ofrendas a los dioses para aplacar su ira. Los que se fueron hicieron sacrificios tan pronto como pudieron y casi todos llegaron a sus hogares con mayor o menos fortuna. Los que se quedaron sufrieron aún muchas desdichas, pues voluntad de los dioses no cambia tan repentinamente como para aplacarlos tan fácilmente.

Tras diez años lejos de su patria, sin ver a su esposa Penélope, que inventaba todo tipo de artimañas para dar largas a sus múltiples pretendientes, muchos jóvenes Itacences o de las regiones cercanas, que fueron atraidos por la belleza y las dotes de ésta, algunos veteranos de las guerras de Troya que si habían vuelto, pero dando noticias desalentadoras de Ulises para cortejarla. Y mientras esperaban la decisión de Penélope, su arrogancia era tal que vivían como reyes a costa de la hospitalidad y las riquezas de Ulises, aprovechando su ausencia y la juventud de su muy querido hijo Telémaco y la ancianidad de su amado padre Laertes.

Ulises y su tripulación sufrieron grandes males, sus barcos dispersos y rotos por enojar a Poseidón, el que ciñe la tierra. Llegaron a la tierra de los Cicones que derrotaron no sin muchas bajas, luego viajaron hasta la tierra de los lotófagos. Tras advertir que tras comer de la flor del loto sus compañeros ya no querían abandonar ese país, Ulises decidió alejarse rápidamente, llegando a la tierra de los cíclopes donde en lugar de simplemente repostar agua y comida, pese a las recomendaciones de Atenea que siempre veló por él, se adentró con la tripulación de su barco en la isla, donde fueron capturados por Polifemo, al que sedaron al darle un vino que le produjo tal fuerte sopor que consiguió dormirlo y al que le clavaron una estaca en el ojo como venganza por haberse comido a sus compañeros. Consiguieron escapar de la guarida cuando Polifemo abrió para sacar su rebaño a pastar, colgados de la lana de su vientre de las ovejas, mientras el cíclope las palpaba una a una para que nadie se escapara subido en ellas. Poseidón al ver al cíclipe malherido juró que Ulises sufriría aún muchas desventuras y muchos males y que si llegaba a su casa sería solo, tras haber perdido a todos sus amigos.

Pasaron por la isla de Eolo, que les prestó la ayuda de una bolsa de piel que encerraba a los vientos y que destaparon por curiosidad pese a las instrucciones de éste, lo que les llevó hasta los lestrigones, caníbales que devoraron a muchos compañeros. Al huir llegaron a la isla de Circe, que con artimañas convierte a la tripulación en animales. Al final, a base de amenazar su vida y hacer que jurara que los dejaría escapar, Ulises consigue recuperar a sus amigos y sonsacarle la manera de poder llegar a casa. Para eso tiene que descender al país de los muertos y hablar con el adivino Tiresias, que le dirá no solo la manera de llegar a su casa y sortear los peligros que aún le quedan, sino también la forma de aplacar de una vez por todas la ira de Poseidón. En el reino de Hades, el inframundo, se encuentra también con los espíritus de muchos compañeros de guerra a los que pregunta por sus desventuras, y a su madre, que murió de pena tras tanto tiempo sin verlo.

Mientras tanto, Telémaco ha escapado de su casa exhortado por Atenea para buscar noticias sobre la suerte de su padre. Primero visita a Néstor, el más sabio aqueo, que le cuenta lo que sabe y le facilita la forma de averiguar más de la boca del divino atreida Menelao, esposo de Elena, la que fue seducida y raptada por el troyano Paris, detonante de la guerra de Troya. A la vuelta tuvo que evitar una celada que le querían tender los pretendientes más osados, que eliminándo al legítimo heredero veían aumentar sus posibilidades de conseguir el reino de Ítaca.

Gracias a los consejos de Tiresias, Ulises logra escapar de las sirenas, tapándoles los oídos a sus hombres con cera de modo que no puedan oír sus cantos. Sólo a él le estaba permitido escuchar su canto, y para poder soportarlo, fue atado por sus compañeros, a los que hizo jurar que pasara lo que pasara no le harían caso y no lo desatarían dijera lo que dijera, es más, que redoblarían la fuerza de los nudos que lo fijaban al mástil. Tras escapar de las sirenas, llegaron al estrecho de escila y caribdis (dos terroríficos monstruos marinos, uno al lado del otro, uno de muchas cabezas que le devoró a gran parte de la tripulación, y el otro que sorbía grandes cantidades de agua durante periodos del día y los expulsaba al día siguiente; al estar en un estrecho, si querías evitar un monstruo tenías que enfrentarte al otro, con lo que Ulises se atrevió con escila para no perder el barco completo absorvido por caribdis y con la secreta esperanza de derrotarla), que consiguieron superar no sin muchas pérdidas. Muertos de hambre, vagando por el mar, llegaron a la isla del sol, donde pacía el ganado de Helios, al que pese a los esfuerzos de Ulises sacrificaron para saciar su apetito. De nuevo en el mar, el barco fue hundido por los rayos de Zeus, para saldar la afrenta que le habían hecho al dios sol. Solo escapó el Laertiada que vagó sobre las aguas hasta llegar a la isla de la ninfa Calipso, que lo retuvo mucho tiempo más pues se había prendado de él. Solo a petición de Hermes, enviado por Zeus ante los ruegos de Atenea (que aprovechó que Poseidón se había marchado), Calipso lo dejó marchar. De allí llegó a la tierra de los Faiakenos, que lo agasajaron, lo colmaron de tesoros y lo llevaron en sus rápidas naves hasta su tierra. Poseidón al darse cuenta, irritado con los Faiakenos a los que tenía bien considerados y a los que había favorecido en las artes de la navegación, como venganza convirtió el barco en un promontorio de piedra justo enfrente del puerto, a la vista de todos los Faiakenos, que a partir de entonces dejaron de repatriar a los necesitados que llegaban a sus costas.

Ulises, precavido como siempre, dejó los tesoros en una cueva y se adentró en la ciudad disfrazado de mendigo. Como no se fiaba de nadie, empezó a probar a la gente con la que se encontraba para saber si aún le eran fieles o no. Lo primero que hizo fue ir a ver a Eumeo, el porquerizo que le cuidaba sus piaras de cerdos, y vio que aún esperaba y deseaba que llegara el día del retorno del rey, pues desesperaba al ver cómo los pretendientes acababan con la antiguamente próspera hacienda de su soberano. Con ayuda de Eumeo consiguió entrar en su casa y mendigó la comida de los pretendientes. Poco a poco fue averiguando quienes de entre los sirvientes le seguían siendo fieles y quienes no. Tras darse a conocer a su hijo y poner a prueba a su esposa, decidió animar a Telémaco a que le dijera a su madre que ya iba siendo hora de preparar sus nupcias con el que ella considerara mejor de entre los pretendientes o que se retirara a casa de su padre y que fuera éste el que eligiera. Penélope prefería esta última opción, pero animada por Telémaco dispuso una última prueba. Colocaron una serie de hachuelas clavadas en el suelo, de tal manera que por los orificios de los mangos todos alineados debían hacer pasar una flecha. El que consiguiera montar el arco de Ulises y disparar una flecha que llegara al otro lado pasando por la fila de hachas, sería el que se desposaría con Penélope. Antes de esto, el previsor Odiseo había mandado a su hijo a guardar las viejas armas y armaduras bajo llave con el pretexto de retirarlas de su sitio donde estaban acumulando polvo y ollín.

Ninguno de los pretendientes consiguió tensar lo suficientemente el arco como para siguiera intentar el certero disparo. Al ver que el pordiosero que tanto habían maltratado y vituperado bajaba a probar suerte, se rieron, lo golpearon y lo insultaron, ante lo cual Telémaco tuvo que defender el derecho de su huésped a intentarlo. Los pretendientes se maravillaron al ver a Telémaco reaccionar de esa manera, nunca lo habían visto tan decidido ni hablar de manera tan temeraria ante ellos, pero aún se maravillaron más al ver que aquel viejo pedigüeño al que golpeaban y al que denigraban era capaz de montar el arco y conseguía colar una flecha por entre las hachas. Al punto se descubrió Ulises y empezó a disparar flechas a los pretendientes, que caían ante sus acometidas. Aunque no lo tuvo el Laertiada tan fácil, pues gracias a una traición los pretendientes llegaron a conseguir las armas que habían encerrado. Pero con la pujanza de Odiseo, las ganas de probar su valía del jóven Telémaco y la experiencia y apoyo del porquerizo Eumeo y del viejo Laertes, que disfrutaba viendo como su hijo y su nieto competían en valor, al final consiguieron aniquilar a todos los pretendientes.

Ulises aún quiso probar a su mujer una vez más antes de quitarse el disfraz de mendigo y que ella lo reconociera, dándole señas que solo ella conocía. Ella al entender las palabras que le dedicaba, comprendió que tenía delante a su marido, al que siempre le había sido fiel y por el que tantas pruebas soportó, y Atenea le desvelándole por fin los rasgos de aquel hombre al que amaba. Aún le quedaban trabajos a Ulises, pues todavía debía cumplir algunos de los mandatos del adivino Tiresias para aplacar la ira de Poseidón, pero ya había cumplido el objetivo de regresar a casa, recuperar lo suyo y restituir su honor.


-Uhm, interesante. O sea, que por ahí hay un Telémaco buscando a nuestro Ulises, que será el que le ayude a derrotar a los pretendientes... ahora tiene más sentido lo que hay escrito en esta servilleta.



-Que por cierto, parece que aún duda de ti, pero ha confiado lo suficiente como para hacerte llegar esto. No lo entiendo del todo.
-Ya te dije, confía en mi pero no lo suficiente, todo fue hecho para hacerme salir de aquí y registrarme. A cambio, me dice lo que piensa y la información que tiene. Es como si esperara mi ayuda en el futuro, como si se disculpara por lo que me iba a hacer.
-Eres Atenea, nunca le has fallado.
-Quizá... tengo mis motivos.
-Pircarona... ¡eres Penélope! ¿qué más motivos tienes para darme?
-¿Ya le echaste un ojo a la otra servilleta? al menos está limpia...
-Vaya cambios de tema; ya lo capto, centrémonos en lo que tenemos entre manos.
-Esther (220). ¿Qué sabes tu de ella?
-Nada. Desconocía su existencia hasta hoy.
-Yo sé que fue a buscar información sobre el detective. Habló con muchos de sus ex-compañeros más viejos, jefes y veteranos con los que coincidió nates de marcharse y hacerse detective, los que se retiraron, los viejos sabuesos, aquellos en los que aún el detective podría confiar.
-Y halló algo que ustedes no encontraron...
-No lo sabemos con certeza. Con el lío de la detención de la becaria le perdí la pista.
-¿Pero qué tiene esa muchacha tan especial como para poder ser una amenaza?
-No lo sabemos. Y tampoco entendemos la razón por la que después de tanto tiempo va en busca de su padre.
-Bueno, como sea; sigamos con la siguiente servilleta...



-Bien, operación caballo de Troya. El detective consiguió colarse en la organización del Don que llamaremos Zeus. Es un político de primer nivel, tiene todo un ejército de hombres de paja para resolver sus oscuros pleitos judiciales, de los que sale sin mancha. Sin embargo, el otro Don, el que apodamos como Poseidón y que es conocido como Puto Bocazas, es un genio de la abogacía. Encontró un resquicio legal por el cual podía hundir la carrera política de Zeus, hasta el punto de hacerlo perder tanto prestigio como para debilitarlo lo suficiente para poder hacerse con el control de algunas ciudades estratégicas para el control del flujo de dinero del país. Una de las ciudades es esta, y como comprenderás el detective consiguió robar los documentos que el loro necesitaba para poder conseguirlo. Nadie sabe donde están, y sospecho que el detective vino a buscarlos aquí.
-Eso debió sospecharlo el loro cuando prendió fuego tu casa entonces, que él vino a esconderlos. ¿El loro no sospecha de ti?
-Es lo que pienso yo; sin embargo no lo entiendo, pues ese día el detective no estaba en casa cuando empezó el incendio. A veces mi flaqueza me ha podido y he pensado que él... que él...
-¿Crees que tenía algún interés en pegarle fuego a tu casa?
-No le encuentro sentido, pero tampoco hay que descartarlo. Al fin y al cabo esas semanas sus borracheras habían superado lo normal en él; ni siquiera tras la muerte de su esposa lo había visto así.
-Volviendo a lo del loro...
- No puede eliminarme. Sin embargo sé que me tiene siempre en el rabillo del ojo. Cada vez me cuesta más evitar sus controles, sus espías... pero si me elimina corre el riesgo de enfadar más aún a Zeus. Recuerda que soy su hija. No se atrevería a provocar una guerra abierta.
-¿Hija de verdad?
-Si. Sin embargo soy independiente de la organización. Mi padre lo acepta no sin cierto dolor, pues sabe de mi talento. Casi todo concuerda escandalosamente bien con los relatos de la Odisea. Sin embargo tú no eres hija de él...
-No exactamente. No, no somos hermanas. Somos primas.
-Esa si que es buena...
-Ja, picaste jejejej
-Jajajajajaj
-No, en realidad en cierto modo si soy como tú. Fui una agente hasta que me retiré. Quería vivir el resto de mi vida con el hombre del que me enamoré. Quería tener niños sin tener miedo, sin mirar bajo el coche cada día, sin temor a dejarlos solos si me pasaba algo. Zeus lo entendió y me facilitó las cosas, me dio una nueva identidad, eliminó mis huellas, me dio la libertad. En cierto modo, me tuteló, fue un padre para mi en aquellas circunstancias, así que se puede considerar que soy hija de Zeus de alguna manera. Sin embargo todo terminó cuando mi hombre subió a ese fatídico tren y esa bruja me lo arrebató.
-Bueno, te diré las pocas cosas que restan por decir. Puto Bocazas no solo gana juicios en el estrado; es un experto manipulador. Controla grandes sectores de la prensa, y resulta muy influyente para el resto. Sin embargo, por si solo no siempre es capaz de manejarlo todo, y ahí entra en juego la becaria. Es un agente encubierto y limpio de toda sospecha porque en realidad no es un agente. Basta seguirla dos pasos para darse cuenta de que es una persona normal, de esas que se tropiezan cuando te las encuentras por la calle.
-Ya, el agente perfecto.
-Si; su único anhelo era labrarse un futuro como periodista. Sin embargo es muy lista, y rápidamente se fue dando cuenta de las cosas que la rodeaban. Supo ganarse el favor de Troglo al ser extremadamente eficiente con su trabajo, sin levantar sospechas. El hecho de haber tenido contactos con Drenas y haberlo superado dice mucho de ella. Seguro que le sonsacó mucha información acerca de ella y el papel de su padrino y muchas más cosas. Sin embargo, la pobre nunca entendió la enormidad de lo que hacía ni donde estaba jugando. Cuando le conté todo muchas piezas empezaron a encajar en su mente y terminó revelándose. Ahora era una fiel aliada mía. Por eso quiero salvarla.
-Te daré una alegría. Sé como colarme en el juzgado. Ya lo hice una vez durante el juicio del detective.
-Interesante... tenerte dentro me da muchas posibilidades. Sin embargo actuaremos tras el juicio. Tengo curiosidad por ver como se desarrolla.
-¡Pues a hacer planes que no queda mucho tiempo!


Bueno bueno bueno, esto se anima cada vez más (bueno, no sé... ¿muy pretencioso eso de que se sigue animando?), y tras el pequeño repasito a cómo están las cosas, espero que ahora esté todo más claro. Al menos el resumen de la Odisea les habrá dado ganas de leer esta obra magna de la literatura universal. En fin, si hace falta aclarar algo más creo que será mejor que llamen a otro :P...

8 comentarios:

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Joder, qué largo. Que sepas que aún no he terminado de leerlo, y eso que me he saltado la parte de la odisea. ¿No lo podías haber repartido en dos post? ¿O en tres?

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

XD pues por poder...

PD: me esperaba alguna puya sobre lo mal maquetado que está el recorte de periódico o algo así...

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Del recorte de periódico mejor que no te diga nada...

Por cierto, ya he terminado de leer, que esta mañana me había quedado en la servilleta sucia.

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Toda una valiente... supongo que habrás llegado a la conclusión que llegarán todos... que por mucho resumen y por mucho cuento esto no se puede coger por ningún lado :D y que no hay quien lo entienda.

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Hace tiempo que desistí de entender la historia como un bloque, así que me tomo los capítulos como si fueran autoconclusivos. Así es más fácil.

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

¿como un bloque?... ¡como un ladrillo! XDXDXD

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Que, no es por nada, pero yo creo que nadie más ha leído hasta el final. ¿No te parece un poco sospechoso que nadie más haya comentado?

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Las vacas son sagradas ;)


...y la pereza también. Tu y yo porque estamos aburridos.

 

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