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Una película de esas que ya no se hacen, con ese regusto a cine negro y esos personajes tan firmes y convencidos de sus propios ideales y creencias, tanto que son capaces de pisotearlo todo para conseguir prevalecer sobre los demás. Personajes de carácter, con fuerza y personalidad pero lejos de la visión carismática y más hechos por la historia y para la historia que para el propio lucimiento. Pelis de las que ya no se hacen, como iba diciendo. Esta es una historia que se desarrolla en el cuerpo de policía de Los Ángeles, ciudad que mueve mucho dinero, y por lo tanto que atrae a las mafias: drogas y prostitución están a la orden del día y los polis llevan a cargo una lucha despiadada contra ellas. La peli comienza con la muerte del mafioso que mueve todo el cotarro. El vacío de poder dejado por él es goloso y empiezan a moverse hilos y personas para controlar cada uno de los nichos de negocio que han quedado libres. La corrupción en el cuerpo, la prensa, los escándalos, una planeada reorganización en el cuerpo, hombres y nombres que se ven desplazados, todos con cuentas pendientes, todos con deudas personales. Un caldo de cultivo estupendo para hilvanar una historia llena de giros y de trampas. Intereses ocultos, velados de cara al espectador y a los protagonistas que tienen que ir resolviendo no solo los casos que les obsesionan, sino los fantasmas que llevan dentro. Un peliculón para pasar una buena tarde de cine.

La peli merece 9 lemmings

Veredicto final:

Camino a la perdición

Distrito 9

El imaginario del doctor Parnasus

La tumba de las luciérnagas