La nieve blanca y suave caía profusamente aquella noche. El aire fríoy cortante hacía que el respirar doliera, pero era el menor de sus males. Vivir ya era para él demasiado dolor tras todo lo que había pasado ese día. La helada hacía que sus lágrimas no brotaran de aquellos ojos tristes que miraban fijamente el suelo, ahora con rabia, ahora con la más profunda e indescifrable tristeza. Nada le había preparado para aquello, no sabía como reaccionar, no sabía qué hacer. Abandonada toda esperanza, solo quedaba una ligera resisitencia que evitara que se tirara en la nieve y dejara pasar el tiempo mientras sus huesos, sus órganos, su piel, su ropa, todo su ser se convirtiera en otro bloque de hielo más en aquel lejano rincón de la ciudad.
Nada importaba ya. De pie se dejó invadir por el sopor, por la tranquilidad, por el aislamiento que se autoinducía. Pocas señales daba ya su cuerpo, los latidos de su corazón se habían parado de repente hacía decenas de minutos, aunque ahora siguiera pareciéndole que todo había sido segundos atrás o quizá años, siglos, lustros... todo parecía irreal menos el dolor que le laceraba. Oh Dios, qué fácil hubiera sido terminar todo aquello, dejarse llevar por el pensamiento recurrente que ahora mismo llenaba su cabeza, abandonar toda esperanza y cumplir aquello a lo que parecía predestinado. Nadie le quería, y quien único parecía que le podía haber querdio alguna vez lo abandonaba, lo traicionaba, lo engañaba, lo dejaba atrás... ¿qué sentido tenía ahora todo? ¿por qué seguía allí de pie como un estúpido? y lo peor de todo era ser consciente de que hiciera lo que hiciera nada iba a cambiar a su alrededor.
Tras un buen rato, se sacudió la nieve que se le había ido acumulando. No sabía por qué lo había hecho ahora que había tomado la determinación de dejar atrás toda esperanza. De repente un pequeño calambrazo lo había recorrido de arriba a abajo, una chispa de vida, de rabia de energía concentrada lo había dominado y le había impelido a moverse, a abandonar aquel abandono, a salir de su ensimismamiento. Lucharía por su vida, demostraría a los demás que era alguien, que podía ser querido y querer, que sus falsos comportamientos y afectos podían ser sustituidos por unos nuevos y sinceros. Nacido de la rabia salió un nuevo sentimiento, unas nuevas ganas, un nuevo impulso de su corazón. Si, había sido su corazón que había empezado a latir de nuevo. Una nueva oportunidad, un nuevo comienzo, una nueva vida. Ahora la noche no parecía tan oscura, ahora la nieve no parecía tan fría, ahora aquel rincón no era tan solitario. Ahora una persona acababa de renacer.
Nada importaba ya. De pie se dejó invadir por el sopor, por la tranquilidad, por el aislamiento que se autoinducía. Pocas señales daba ya su cuerpo, los latidos de su corazón se habían parado de repente hacía decenas de minutos, aunque ahora siguiera pareciéndole que todo había sido segundos atrás o quizá años, siglos, lustros... todo parecía irreal menos el dolor que le laceraba. Oh Dios, qué fácil hubiera sido terminar todo aquello, dejarse llevar por el pensamiento recurrente que ahora mismo llenaba su cabeza, abandonar toda esperanza y cumplir aquello a lo que parecía predestinado. Nadie le quería, y quien único parecía que le podía haber querdio alguna vez lo abandonaba, lo traicionaba, lo engañaba, lo dejaba atrás... ¿qué sentido tenía ahora todo? ¿por qué seguía allí de pie como un estúpido? y lo peor de todo era ser consciente de que hiciera lo que hiciera nada iba a cambiar a su alrededor.
Tras un buen rato, se sacudió la nieve que se le había ido acumulando. No sabía por qué lo había hecho ahora que había tomado la determinación de dejar atrás toda esperanza. De repente un pequeño calambrazo lo había recorrido de arriba a abajo, una chispa de vida, de rabia de energía concentrada lo había dominado y le había impelido a moverse, a abandonar aquel abandono, a salir de su ensimismamiento. Lucharía por su vida, demostraría a los demás que era alguien, que podía ser querido y querer, que sus falsos comportamientos y afectos podían ser sustituidos por unos nuevos y sinceros. Nacido de la rabia salió un nuevo sentimiento, unas nuevas ganas, un nuevo impulso de su corazón. Si, había sido su corazón que había empezado a latir de nuevo. Una nueva oportunidad, un nuevo comienzo, una nueva vida. Ahora la noche no parecía tan oscura, ahora la nieve no parecía tan fría, ahora aquel rincón no era tan solitario. Ahora una persona acababa de renacer.
6 comentarios:
Eys, cielo!!!
¿Echabas de menos mis comentarios? XD
Hoy he aprovechado para leer todo lo que no había leído desde Octubre... (joums, sí que me das trabajo, sí XD). Te ha dado una vena filosófica bestial, ¿no? :-D
En fins, niño, que ya vuelvo para leerte y comentarte asiduamente ;-) Besitos!!!
al menos alguien que comenta mis post musicales filosófico/musicales XD...
¿desde octubre? madre mía... ¿y sigues viva? :P
Sí, y de algunas entradas he leído hasta los comentarios!!! XD Que echaba de menos esto de leer y comentar blogs, oye XD Besitos!!
y yo echaba de menos tus comentarios :)
Qué bonito. Mola el mensaje.
No sé por qué me he acordado de una noticia del telediario que he oído hoy. Sección de sucesos.."el tercer hombre se ha suicidado según ha declarado", jajajaja. No sé cuándo lo habrá declarado, pero bueno. Pues algo así me ha venido a la mente con este relato ;-)
Ostris, qué frase más buena, la voy a poner en el "face", jaja. Bsos!!!
Bueno, todo empezó con la canción, me puse a oirla y me sentí inspirao.
Ponga usté en el face, ponga. Y a ver si hoy que tengo libre me doy un garbeo por los blogs, que salvo alguno los tengo abandonaos.
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