Pues va a ser que aún quedan unos cuantos capitulitos de todo este embrollo. Este capítulo es especial por dos razones: la primera es que es doble, y veremos las dos partes esta semana; la segunda es que es una colaboración de Mamen, que como siempre en estos casos, ha escrito casi todo (¡y la pobre que no tenía tiempo que no tenía tiempo y va y me escribe pa dos capítulos!). Bueno, sin más dilación doy paso al capítulo de hoy, no sin antes poner los capítulos anteriores por si hay algún rezagado que se quiere apuntar a leer esto: Investigando el incendio de la casa de la mujer de rojo, carta desde la carcel de un detective desesperado, ¡A por la fotógrafa misteriosa!, Amigos, enemigos, confidentes, aliados..., Y el loro puso las cosas en su sitio, Dilema sobre el secuestrador enmascarado, La venganza de la becaria y Detectivator II: el juicio final (primer round), Sueños calientes, sábanas ardientes y La mujer de rojo, el subconsciente y las vueltas que da la vida.
Como siempre, espero que les haya gustado (esta parte ya casi parece un copy&paste descarado :D). Dudas, comentarios, sugerencias... lo de siempre en el sitio de siempre.
Se despertó en medio de la oscuridad y con un intenso dolor de cabeza. Estaba en la enfermería de la cárcel y a su lado estaba la becaria. Aparte de tener tres costillas hundidas por el primer atropello, tenía un brazo vendado (aunque no roto), así como la frente. Tenía rasguños, pequeños cortes y magulladuras por todas partes, pero parecía que no mucho más. Si hubiese recordado algo, sabría que aún sin haber tenido los cinturones puestos, que hubieran saltado los airbags y que no hubieran ido muy rápido había conseguido salvarles la vida y más o menos intactos (pequeñas contusiones aparte). Quizá el detective pudiera haberlo deducido, pero lo que no sabía era que en la furia de la persecusión, el coche que venía detrás los había embestido, con lo que los trozos de vídrios de los cristales del parabrisas y las ventanillas los habían afeitado a base de bien. Porque ahora podía ver bien a la becaria, con esos ropajes que anteriormente había visto a la mujer de rojo. No sabía qué había pasado todos aquellos días con la becaria, y tenía muchas ganas de interrogarla dado el poco tiempo del que disponía. Lamentablemente su compañera parecía estar sedada, aunque tenía mejor pinta que él. Si bien tenía cortes y magulladuras por los impactos, no tenía ningún miembro vendado o escayolado, no lucía el típico collarín... ah, se despertaba.
-Hola ¿qué tal te encuentras?
-hola... ¿qué haces tú aquí? estabas en otra habitación ¿quien te trajo?
-yo que sé, acabo de despertar
-se supone que nos mantenían aislados el uno del otro ¡querían evitar que habláramos!
-¿qué fue de ti cuando te dejé? corrían rumores de que habías muerto y cosas peores...
-Si, se que en el juicio te acusaron de eso y nosecuantas cosas más sin fundamento. Créeme, en otras condiciones y si tuvieras un abogado competente podrías salvarte, pero el fiscal no ha perdido un juicio en su vida y no creo que vaya a hacerlo ahora.
-¿estuviste en el juicio?
-no, pero tengo mis métodos de conseguir información... soy periodista ¿recuerdas?
-vale, entiendo que no quieras revelar tus fuentes, pero al menos dime qué te pasó y porqué viniste a salvarme de esa manera, vestida así y todo eso.
-Creo que tenemos tiempo. Empezaré a contártelo todo...
Cuando te cogieron, me escondí entre unos arbustos. Cuando todo se calmó y me serené un poco empecé a examinarlo todo. Empecé por la llave que es lo que tenía más a mano. Sorprendentemente, en la funda del llavero había una etiqueta con una dirección, y era la de la casa de la mujer de rojo. Había hecho el reportaje el día del incendio, así que estaba segura de que era ahí. Luego salí a reconocer el terreno y a comprobar que podía marcharme de manera segura. Para orientarme mejor decidí salir hasta un cambio de rasante que había en la carretera, y allí estaba yo cuando Drenas me descubrió.
-¿Drenas? -dijo el detective sorprendido-¿Pero no estaba en la cárcel? -Eso pensaba yo también. Estaba guardándome la llave (que encontré colgada en la manta que la mujer de rojo te dejó) cuando alguien me cogió por el cuello de la camisa bruscamente y me puso de pie. No me explico cómo no le oí llegar.
-Vaya, vaya, mira quién tenemos aquí.
-¡Ahhhh! ¡Suéltame! ¡Me haces daño!
-¿Que haces aquí muñequita?- Su aliento soltaba un hedor pestilente a alcohol, como siempre. Mi olfato dedujo que esta vez habían sido más tipos de bebida de los que normalmente solía mezclar.
-¿Y qué haces tú? ¿No estabas en la cárcel?
Drenas soltó una sonora carcajada.
-Salgo y entro cuando quiero querida. ¿Aun no lo sabes?
-Puedo imaginar. ¿Cómo llegaste hasta aquí con tu cojera?
-Vine en uno de los coches patrulla; lo tengo ahí oculto. ¡Eh! ¿Qué escondes ahí? ¡Dámelo! ¿De donde son?
Y sin más le arrebató la llave de la casa de la mujer de rojo.
-¡Nooo! Necesito ir a la casa de la mujer de rojo. Necesito pistas.
-Hum....yo también. De hecho estoy aquí para investigar algo más sobre el accidente de tren aun sabiendo que me juego la vida por ello. No me fio de ese detective, que últimamente ha perdido todas sus aptitudes. ¿No estarás tú buscando lo mismo?
-Pues sí. Quería hacer un buen reportaje, si es posible aportando datos que puedan ser clave para desenredar el caso y darle en las narices a mi odiosa jefa.
-Curioso, curioso. ¿Por qué no hacemos un trato?
-¿Y por qué te piensas que yo quiero hacer tratos con un tio tan desagradable como tú?
-Uyy nenita, sabes con quién tratas, así que no me vengas con esas- Y le lanzó una mirada inquisidora a las tetas- Ten cuidado por dónde vas, y más aún con quien andas.
-¡Ja! ¿me amenazas? ¿qué hay de mi padrino? Sabes que él me protegerá
-Nah, si piensan que estás muerta. El loro te va a usar en el juicio, para que veas el cariño que te tienen.
-¿Y qué hay de Troglo? Sus espías parecen muy interesados en mi, aunque solo sea para cumplir las órdenes del loro.
-¿Troglo? ¿Ese culo de mandril? Está más interesado en ser califa en lugar del califa, y no creo que esté por la labor de meterse conmigo y mis contactos porque yo le podría ayudar a convertirse en Director General, osea en Don, pero también podría hundirlo en la miseria. Es un AS que me guardo en la manga para si intentan quitarme de en medio, pero si hace falta usarlo se usa.
-¡pues si que tienes las mangas largas! Apuesto a que también te cabe el país e incluso el mundo. ¿Por qué siempre tratas tan despectivamente a todo el mundo? ¡que sepas que yo también pudo hacer lo mismo tanto con ellos como contigo!
-Tiras piedras sobre tu propio tejado... ¡que bonito!. A veces pienso que vi yo en ti cuando nos conocimos... mira, te llevo a casa de la mujer de rojo, pero compartimos información y por supuesto iremos al 50% en las ganancias económicas que obtengas con el artículo y la resolución del caso. ¡Y no me ocultes nada! Si no...ten cuidado cuando pasees por sitios oscuros y más si vas acompañada; no quiero verte merodear con otros, que sé que tienes razones más que suficientes como para hacernos ir tras de ti como perros en celo- Y le volvió a lanzar una mirada directa a las tetas acompañada de una leve sonrisa que daba a entender que si hubiera estado de espaldas también se hubiera recreado la vista- que sin ánimo de ofender, pero a pie y descansando tardarás un par de días en llegar. Llegarías en casi un día, pero como tendrás que desviarte para cazar algo, recoger leña para el fuego, buscar sitios para dormir, curarte las ampollas de que te saldrán en los pies y que te harán sufrir de lo lindo... creo que morirías antes de llegar a la ciudad sin ninguna duda. Y llegarás solo porque sigues las vías del tren, que si no estoy seguro de que no lo lograrías jajajajaja.
-Uiiiifffgrhf grrr... está bien. Acepto -dijo la becaria de mala gana sin que se le ocurriera otra salida y así conseguir que Drenas le devolviera la llave.
En el coche llegaron hasta la casa de la mujer de rojo, lo escondieron tras unos matorrales, lentamente, para no llamar la atención.
-Baja. ¡Y acuérdate del trato o lo pagarás caro nena!
-¿No vienes?
-No me fio, puede estar vigilada, pero si tú quieres arriesgarte por mí me harás un favor- Y volvió a soltar una desagradable carcajada.
La becaria observó y observó, y le pareció que nadie vigilaba así que lentamente se aproximó a la entrada mientras el coche de Drenas se alejó cada vez a mayor velocidad.
-¡Será cabrón! ¡Y no me espera!
Todavía perduraba el olor a chamuscado en el ambiente. La puerta estaba abierta.
-¿Para qué la llave entonces?- Se dijo.
La empujó suavemente y se adentro por entre las cenizas. Algunas cosas habían quedado a salvo del fuego, otras no. Si bien la mitad de la casa se había derrumbado, la otra mitad parecía mantenerse segura Encendió una linterna que siempre llevaba en el bolso para posibles emergencias. Si McGuyver hubiese sido mujer seguramente hubiera llevado un bolso como ese, y no hubiera necesitado improvisar tanto como hacía.
Muebles hechos cenizas...un sofá que parecía ser de época, cuadros chamuscados...Todo cosa de dinero. Un baúl había quedado intacto al lado derecho del salón. De hecho, parecía que antes del incendio no ocupaba ese lugar en la casa, lo que avivó su curiosidad. Al abrirlo chirrió. Contenía unos vestidos, presumiblemente de la mujer de rojo, y algunos artilugios junto con un spray que no dudó en usar contra la pared. Olía muy raro, algo bastante fuerte; sin llegar a respirarlo directamente se sintió algo mareada, así que dedujo que debía ser algún tipo de narcótico. Tras recuperarse un poco con el fresco de una corriente de aire, siguió andando y descubrió unas huellas en el suelo. ¡Alguien había ya husmeado por allí! De repente un murciélago que había ya tomado posesión del tejado carbonizado de la casa salió volando y la asustó. Ésto le produjo que cayese de espaldas e intentase agarrarse a una escultura de piedra que aun quedaba intacta. La escultura estaba bien fijada al suelo, pero allí donde se había apoyado cedió bajo su peso. Nada más hacerlo, una baldosa del suelo se corrió por sí sola.
-¡Uffff!! ¡Qué susto! ¡Maldito murciélago!... ¡Vaaaaya! Mira qué tenemos aquí.
Todo esto le empezaba a dar algo de miedo. Hasta deseó que aquel desagradable de Drenas la hubiese acompañado. Se adentró por una especie de pasadizo que la losa había dejado al descubierto.
-¡Más huellas! Ándate con ojo becaria si algún día quieres llegar a tener un trabajo- se dijo a sí misma.
Avanzando por la oscuridad unos cinco minutos, cuando ya comenzaba a sentir claustrofobia, ante sus ojos apareció una puerta. Enseguida cayó en cuenta de la llave que llevaba en el bolso y la encajó en la cerradura. Sonó un "clic".
-Ya está, pensó- Sólo espero que no haya nadie.
Pero sí había alguien
-Pasa, te esperaba. Has tardado demasiado.
Sigue en La guarida de la mujer de rojo
Como siempre, espero que les haya gustado (esta parte ya casi parece un copy&paste descarado :D). Dudas, comentarios, sugerencias... lo de siempre en el sitio de siempre.
17 comentarios:
Bueno yo sólo he escrito parte del diálogo, pero Mr Blogger ha añadido párrafos y la foto. Así que todo no es mioooo!!! Mio sólo es la esencia, jajaja.
Todo lo que tu quieras, pero sin ti no hubiera salido como salió, y sin peloteo te diré que me gustó mucho la forma en que resolviste muchos de los líos que se habían ido creando entrega tras entrega.
¿Y esa foto?
Pues claramente eres tú entre los matojos, jajajaja. No sé, pregunta a Mr Blogger, jajajaja.
Aclaro que "eso de ir tras de ti como perros en celo" no lo he escrito yo, jajajajaja.
Busqué por enfermos, camillas, ocasos, mujeres escondidas tras matojos en medio de una pista forestal... pero no encontraba nada adecuado. Así que lo que puse al menos es bonito, aunque no tenga demasiado que ver con todo el asunto... ¿o si?
Lo de perros en celo lo puse yo... pero que conste que es porque me pareció correcto literariamente (tras sesudos debates con mis pares de la academia) y pasó por la censura de Mamen, que podía haberlo corregido, tachado, cambiado, etc etc. ¡y no lo hizo!
No, si yo ya había deducido por mí misma que lo de los perros en celo no podía ser cosa de Mamen. De todas formas, echo en falta un par de hostias que se tendría que haber llevado Drenas, pero weno.
pd: me cago en las palabras de verificación jhqdopzs
¡Mierda es verdad! habrá que añadirlas...
Ehhhhh no os metáis con Drenas que no está para defenderse. Yo creo que ya sale bastante mal parado en el relato. A mi hasta me recuerda a Gollum, jajaja.
Pobreeeeeeeeee!!
Si, la verdad es que nunca pensé que Mamen le tuviera tanta tirria...
Yoooo??? a Drenas??
Qué bah!, qué bah! Todo fachada.
La madre que os parió a todos.
Becaria no te quejes que a tí te gusta, no te hagas la dura delante de todos.
Mi madre bien. Gracias.
Por lo visto se caga en la madre tierra. Según la teoría de gaia, todos venimos de la madre tierra y vamos a ella al morir. Y si, normalmente los bichos vivientes suelen cagarse en ella...
Hummm, qué sagaz Mr Blogger...:-)
yo no he dicho nada de cagar
¡Lo ves! ¡lo ha dicho!
¡Y ni siquiera intentó camuflarlo como un c...!
(eso, yo intentando justificarte y dejarte bien y luego vas tu y la cagas)
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