Pruébame blogger!

Rebeca enarboló la naginata y echó a correr... bueno, esa era su intención, pero Raoul la enganchó del brazo antes de que diera dos pasos.
-¿Qué haces? ¡Es Hambre! -exclamó ella- ¡Van a morir todos!
-Si no me equivoco, ahí dentro hay cinco posibles futuros Sabios. Los suficientes para contener a Hambre durante unos minutos.
-Y un cyborg que emana energía de Peste. Te juro que o me sueltas o te quedarás con un muñón.
-Deberíamos confiar en el cyborg. Está enfrentándose a Hambre.
-Sí, mientras canta la canción del anuncio del detergente. Raoul, por tu padre, suéltame.
-Por mi padre.

Rebeca se mordió el labio inferior. Había olvidado a Codicia.

-Raoul, no es hora de discutir. Somos los dos Sabios con mejor habilidades de combate...
-Y una magia casi nula -comentó irónico Raoul.
-¡Me da igual! ¡Suéltame! ¡YA!
-No me pidas eso...
-No empieces con tonterías, ahora. Raoul. O sueltas o te corto el cuello.
-Perdona, no hablaba contigo.

Rebeca frunció el ceño. Raoul parecía hablar con un amigo invisible.

-Ni de coña. No pienso besarla. No. Ni siquiera para retrasar las cosas. Ya me voló los genitales una vez...
-¿Se puede saber qué pasa? -Rebeca estaba al borde de un ataque de nervios.
-Básicamente, que tengo un gato asaltándome la mente a base de mensajes telepáticos. Es el que me ha dicho lo de los cinco posibles Sabios, y ahora me dice que no debemos intervenir y que si es necesario, te bese. Me niego en redondo.
-Es lo más estúpido que he escuchado nunca. Dile al gato que si no quiere que lo cape, que se esté callado. Y tú suéltame o...

Raoul besó apasionadamente a Rebeca.

Y ahora vemos a Raoul tendido en el suelo, con sus manos agarrándose la dolorida entrepierna, mientras Rebeca corre a donde está la acción, con la naginata en sus manos.

Entre espasmos de dolor, Raoul escuchó claramente en su mente un lastimero maullido que parecía decir "sorry"

Continuará