Noche cerrada. Juanjo y Antonio caminan por las calles desiertas. Están, literalmente, a punto de saltar el uno sobre el otro. La lucha de clases, la discusión política y la psicología social priman de momento sobre la salvación del mundo.
El viejo profesor les sigue resignado. Deben enfrentarse a Muerte, el más temido de los Jinetes. En principio, deberían ser otros Sabios los elegidos para tamaño desafío. Pero estaba claro que nada marchaba bien. Ya ni Rebeca actuaba decentemente y su ego había torcido las cosas. Ni siquiera contaban ya con Ónice, el Gato-Ninja-Sabio-Todopoderoso... Muerte había hecho gala de su astucia y, sin que nadie se diera cuenta, un extraño punto rojo que se movía fugaz atrajo la atención del felino.
Antes de que reaccionaran, Ónice escapó a la carrera persiguiendo el punto rojo. A saber donde estaba el gato ahora...
Y así, el anciano profesor avanza mientras sus dos reclutas discuten con frases como "¿Qué coño me hablas de Nietzsche?" "¡Eso no era comunismo! ¡Eso era una mierda!" "¡Claro! ¡A ti te lo daban todo hecho!" "¡Arriba, parias de la tierra!" "¿Que tú votaste a qué?!!"
Al cabo de un rato, llegaron a su destino.
-Aquí es donde se oculta Muerte -dijo el profesor.
-Pero...
-Si esto...
-Si esto es...
-Efectivamente. Es la sede del (póngase aquí el nombre del partido político mayoritario que usted guste).
-¿Aquí vive Muerte?
-Por supuesto -asintió gravemente el anciano profesor-. Es aquí. Es obvio, ¿no os parece? Es aquí donde las ideas mueren...
Continuará
jueves, 17 de enero de 2013
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