Otro día más, todo cubierto, empapado de sudor en la cama por la humedad y el calor que pese a las nubes llenaba el ambiente. Apático salí de la cama y abrí las ventanas para que se aireara la habitación. El cielo no tenía ni un mísero trozo de azul y de nuevo mi ánimo empezó a decaer. Entonces fue cuando pensé en ti. Recordé qué buenos momentos habíamos pasado y cuantas veces un cielo nublado como el de ahora nos sirvió como telón de fondo para nuestros encuentros. Recordé cuantas veces habíamos quedado con la incertidumbre de la lluvia y como tras vernos se había despejado y había salido el sol. Recordé tu preciosa sonrisa y volvió a caer mi voluntad ante tu mirada de fuego. Recorrí tus labios con la imaginación, acaricié tu pelo, pasándotelo por detrás de tus orejas y recreándome en ellas, bajando hasta tu cuello, aprovechando para abrazarte, para no soltarte, para sentir tu cuerpo contra el mío otra vez. Así, en mi pensamiento estuve abrazado a ti un buen rato, y cuando volví en mi y levanté de nuevo mi cabeza, el sol brillaba entre las nubes. Después de todo, siempre termina saliendo. Después de todo, siempre vale la pena esbozar una sonrisa y sacar ánimos cada día.
lunes, 5 de septiembre de 2011
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2 comentarios:
Sacar ánimos de donde sea... Y pintar una sonrisa en la cara, y a seguir para adelante, siempre... Besitos!!!
Siempre y ahora más que nunca :)
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