En medio del desierto. Pleno mediodía. Un sol abrasador. Voy a morir; hasta la última célula de mi ser grita en silencio deshidratada, hasta la última fibra de mi cuerpo languidece sin fuerza aparente, hasta la última llama de mi espíritu se ha apagado sin remedio. No hay lugar donde escapar, no hay lugar donde huír, no hay sitio donde esconderse. ¿Quién hubiera pensado que llegaría a pasar esto? ¿cómo terminé llegando hasta aquí? un cúmulo de errores sin fin, de esperanzas frustradas, de elecciones fatales. Sabía que autocompadecerse ya no servía de nada, si alguna vez sirvió para algo. Sólo podía seguir y seguir hacia delante, ignorando llamadas de atención, todo por conseguir un objetivo que se me aparecía ante los ojos una y otra vez, pero que resultaba ser inalcanzable. Solo necesitaba un poco de agua para sobrevivir y seguir el camino. Tarde o temprano, llegaría a un oasis de verdad y podría por fin descansar mis viejos huesos.
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