Todos hemos visto o tenemos noticias sobre películas basadas en obras de Philip K. Dick. A todos nos suenan aunque sean de oídas films como Blade runner, Desafío total, Paycheck o Minority report. Todas tienen en común una cosa: se alejan no de manera muy distante, pero si más de forma que de fondo de las premisas de las novelas de Dick: el existencialismo y la filosofía de la vida y la realidad. Una constante en sus obras es aquel ¿quienes somos? ¿de donde venimos? ¿a donde vamos?, la realidad y la ficción, la mera existencia son debatidos, mezclados, desespedazados brutalmente hasta hacer perder al lector los asideros a los que aferrarse, jugando siempre con la dualidad del ser humano y en escenarios donde abunda la paranoia y la confusión. Los relatos giran asimismo sobre personalidades atormentadas, a menudo con el agravante del uso de drogas, lo que da un cariz aún más extraño a los acontecimientos que se suceden y que casi siempre terminan convirtiendo un escenario y vida cotidianos y cercanos a lo que muchos vivimos en un caos existencialista donde el individuo ha perdido el poder a favor de entidades de mayor escala como multinacionales y grandes corporaciones políticas o económicas. Como decía, las películas pierden un poco todo esto y se centran en aclarar y rodear las premisas básicas de cada relato con un halo de acción, misterio o coherencia que simplifican y encauzan las tramas, haciéndolas más accesibles y digeribles para el espectador. Todas las pelis llevan toda esa carga dramática y confusa, todas llevan aparejadas su dosis de pérdida de realidad/identidad, pero se alejan un poco más allá. Por eso, A scanner darkly (una mirada a la oscuridad) es la película más Dickiana que se ha hecho y posiblemente la más Dickiana que se hará. Es la que mejor conserva todas las sensaciones, atmósfera y estilo de las novelas de Philip K. Dick. Empezando por la identidad visual, usando un "posterizado" que le da una apariencia tan característica mezcla de animación y película irreal que le sienta como un guante. Continuando por la perfecta adaptación del guión, que realmente nos va convenciendo poco a poco de la caída en la locura de su protagonista. Siguiendo con el final, cerrado porque no podía acabar de otra forma pero a la vez abierto, sin saber muy bien qué pasará de ahí en adelante. Los diálogos, extraños e incoherentes a ratos, las actuaciones de los actores, reflejando la (i)rrealidad que los rodea de forma magistral. Todo es absolutamente Dickiano y da lugar a una película muy disfrutable si se sabe qué es lo que estás a punto de ver. Porque no es una peli para cualquiera, ni las novelas son para quien no sepa entenderlas en su contexto. Y porque por mucho que Hollywood nos quiera vender lo contrario, poniendo finales optimistas o positivos, las novelas de Dick son una auténtica mirada a la oscuridad.
sábado, 16 de marzo de 2013
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1 comentarios:
:O
Pues justamente ahora he empezado a leerme novelas de Philip K. Dick. así que comprendo a la perfección lo que quieres decir. Es muy difícil transmitir en una película todo lo que se transmite en un libro, muchas veces no hay ni el tiempo suficiente ni la habilidad necesaria para plasmar la esencia de la lectura. >_<
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