Era tarde, casi de noche. Como todas las tardes, María esperaba pacientemente la llegada de su marido. En esta ocasión, como tantas otras, María sabía que llegaría tarde; tenía miedo cuando sucedía esto. Qué lejos quedaban ahora aquellos tiempos en los que sus miradas se encontraban y no veía más que amor en aquellos ojos oscuros y vivos, en aquel brillo lleno de dulzura que alegraba los días que pasaban juntos. Sola y casi a oscuras volvió a pensar como muchas otras tardes en aquello que no funcionaba, en que es lo que estaba pasando.
Hacía tiempo que estaban así. Vivía en tensión, pero era solo una racha más. Cuando se le pasaba casi volvía a ser el muchacho de antes, el chico del que se enamoró. Sabía que tenía que ver algo con sus amigos... o era con las borracheras que se cogía con ellos. Algo tenía que ver, al principio cuando le preguntaba por sus amigos o incluso cuando alguna vez osó preguntarle a alguno de ellos, recibió duras reprimendas. Es mi vida. Esto no tiene que ver contigo. No te metas con mis amigos. Ni los mires, ni se te ocurra tocarlos. Dios sabe que esa no era mi intención, solo quería saber por qué cuando pasabas mucho rato con ellos yo dejaba de serlo todo para ti. No porque me sintiera desplazada, siempre te dejé un espacio para ti, sino porque te estorbaba, me rechazabas, y eso me dolía. Siempre ponías a tus amigos y tus fiestas y tus juergas por encima de mi. Incluso cuando te pillé con aquella fulana. Ese día fue el primero que me pegaste. Ese día mi corazón empezó a sangrar.
Aún soy jóven, me digo. ¿Por qué te perdono todo lo que me has hecho? pero luego, cuando se te pasa, cuando estás a solas conmigo, vuelves a enamorarme con caricias y palabras. No pasó nada, solo estaba bromeando. No se volverá a repetir. Claro que te quiero, no seas tonta. Esa tía se aprovechó de mi porque estaba realmente borracho, pero yo nunca te hubiera hecho eso. Claro que no te dejo por mis amigos. Excusas. Siempre llego a la misma conclusión: no me convienes. Pero cuando llego hasta ese punto, tu siempre vuelves a ser la persona más cariñosa del mundo, vuelves a tenerme en tus brazos, me complaces como nunca otro hombre lo ha hecho. Tengo miedo de pensar que realmente solo conseguiré estas cosas contigo. Y sin embargo, tengo que creer que hay algo mejor ahí fuera. Aunque sea duro, tengo que afrontarte, no quiero vivir con miedos, necesito vivir otra vida.
Llevas ya un tiempo sin pegarme. También es cierto que ya ni siquiera intento oponerme. Sé que es peor, y sé que haga lo que haga dará igual. Te congratulas pegándome, viéndome sufrir, haciéndome ver que lo haces por mi bien y porque yo he tenido la culpa. A veces hasta empiezo a creérmelo... sin embargo, sé que si me creo esto también ya habrás ganado. Ya lo has hecho muchas veces. Ya va siendo hora de perder. Siento mi corazón sangrante palpitar de nuevo con fuerza. Lo mueve una nueva determinación. Si he de pagar mi libertad con sangre, la pagaré gustosa. Y resonará en tu conciencia para siempre. Si tanto me quieres, desgarraré tu corazón convirtiéndome en tu víctima. El resto de tu vida la pasarás pensando en por qué llegaste tan lejos.
Oí el ruido de la cerradura de la puerta de la entrada al meter tu la llave. ¿Estoy preparada? no lo sé. Lo que si sé es que debo estarlo. Respiro con fuerza, apreto los dientes, esta será la última quieras o no quieras. Te veo entrar tambaleándote, como tantas y tantas veces. Me ves al otro lado del pasillo. Por un momento me entra miedo, pero esta vez no me acobardo pese a todo. Enciendo la luz y te miro con rabia a la cara... y descubro con asombro y pesar que estás llorando. Desarmada, me acerco a ti y me abrazas desconsoladamente. No sé que hacer, ni que decir. Seguimos abrazados un buen rato. Sin decirme nada, me besas y derrotado te vas a la cama. ¿Derrotado? no... la derrotada soy yo. Has vuelto a ganar, y ahora no sé cuando volveré a tener el valor suficiente como para volver a intentarlo. Te maldigo con todas mis fuerzas, pero a la vez me das pena. Me has vuelto a enternecer y sé que si esta vez me han flaqueado las piernas, la próxima vez me será más difícil todavía reunir el coraje.
Hacía tiempo que estaban así. Vivía en tensión, pero era solo una racha más. Cuando se le pasaba casi volvía a ser el muchacho de antes, el chico del que se enamoró. Sabía que tenía que ver algo con sus amigos... o era con las borracheras que se cogía con ellos. Algo tenía que ver, al principio cuando le preguntaba por sus amigos o incluso cuando alguna vez osó preguntarle a alguno de ellos, recibió duras reprimendas. Es mi vida. Esto no tiene que ver contigo. No te metas con mis amigos. Ni los mires, ni se te ocurra tocarlos. Dios sabe que esa no era mi intención, solo quería saber por qué cuando pasabas mucho rato con ellos yo dejaba de serlo todo para ti. No porque me sintiera desplazada, siempre te dejé un espacio para ti, sino porque te estorbaba, me rechazabas, y eso me dolía. Siempre ponías a tus amigos y tus fiestas y tus juergas por encima de mi. Incluso cuando te pillé con aquella fulana. Ese día fue el primero que me pegaste. Ese día mi corazón empezó a sangrar.
Aún soy jóven, me digo. ¿Por qué te perdono todo lo que me has hecho? pero luego, cuando se te pasa, cuando estás a solas conmigo, vuelves a enamorarme con caricias y palabras. No pasó nada, solo estaba bromeando. No se volverá a repetir. Claro que te quiero, no seas tonta. Esa tía se aprovechó de mi porque estaba realmente borracho, pero yo nunca te hubiera hecho eso. Claro que no te dejo por mis amigos. Excusas. Siempre llego a la misma conclusión: no me convienes. Pero cuando llego hasta ese punto, tu siempre vuelves a ser la persona más cariñosa del mundo, vuelves a tenerme en tus brazos, me complaces como nunca otro hombre lo ha hecho. Tengo miedo de pensar que realmente solo conseguiré estas cosas contigo. Y sin embargo, tengo que creer que hay algo mejor ahí fuera. Aunque sea duro, tengo que afrontarte, no quiero vivir con miedos, necesito vivir otra vida.
Llevas ya un tiempo sin pegarme. También es cierto que ya ni siquiera intento oponerme. Sé que es peor, y sé que haga lo que haga dará igual. Te congratulas pegándome, viéndome sufrir, haciéndome ver que lo haces por mi bien y porque yo he tenido la culpa. A veces hasta empiezo a creérmelo... sin embargo, sé que si me creo esto también ya habrás ganado. Ya lo has hecho muchas veces. Ya va siendo hora de perder. Siento mi corazón sangrante palpitar de nuevo con fuerza. Lo mueve una nueva determinación. Si he de pagar mi libertad con sangre, la pagaré gustosa. Y resonará en tu conciencia para siempre. Si tanto me quieres, desgarraré tu corazón convirtiéndome en tu víctima. El resto de tu vida la pasarás pensando en por qué llegaste tan lejos.
Oí el ruido de la cerradura de la puerta de la entrada al meter tu la llave. ¿Estoy preparada? no lo sé. Lo que si sé es que debo estarlo. Respiro con fuerza, apreto los dientes, esta será la última quieras o no quieras. Te veo entrar tambaleándote, como tantas y tantas veces. Me ves al otro lado del pasillo. Por un momento me entra miedo, pero esta vez no me acobardo pese a todo. Enciendo la luz y te miro con rabia a la cara... y descubro con asombro y pesar que estás llorando. Desarmada, me acerco a ti y me abrazas desconsoladamente. No sé que hacer, ni que decir. Seguimos abrazados un buen rato. Sin decirme nada, me besas y derrotado te vas a la cama. ¿Derrotado? no... la derrotada soy yo. Has vuelto a ganar, y ahora no sé cuando volveré a tener el valor suficiente como para volver a intentarlo. Te maldigo con todas mis fuerzas, pero a la vez me das pena. Me has vuelto a enternecer y sé que si esta vez me han flaqueado las piernas, la próxima vez me será más difícil todavía reunir el coraje.
10 comentarios:
derrotismo, pasividad,,sumisión, pena....leer esto nada mas levantarte por la mañana deja mal sabor de boca...
otro dia uno alegre!
Ok ok. Fíjate, que la palabra de verificación de hoy es "scape"...
Es muy duro, pero me temo que, lamentablemente, refleja muy bien la realidad de muchas mujeres :(
Sí, y pensar que ésto les pasa a muchas...y no andan muy lejos. Yo creo que todos conocemos casos aunque sea de oídas. Que estas cosas se solucionen ya!!!
Un mal cotidiano, sí. Hay muchos más de lo que parece.
Y, por cierto, la gente no cambia. Que algunas todavia lo creen.
Abrazos.
Min, lo peor de todo es que creen que no se les puede ayudar desde fuera, o peor aún, que no quieren...
Mamen, es un problema que solo se irá corrigiendo poco a poco según la sociedad se vaya adaptando. Y siempre quedará algún reducto de gente que seguirá manteniendo esto.
Un individuo cambia demasiado poco a poco y siempre si tiene los suficientes estímulos externos. Esta gente ni pone de su parte ni tiene presión exterior suficiente como para intentar cambiar.
Un tema que me enerva, me pone los pelos de punta y me revuelve. Conozco dos casos muy cercanos... Al menos una consiguió verlo y salir...
Pues ya es algo. Me alegro mucho por esa mujer, pues tiene una nueva vida por delante y es lo suficientemente afortunada como para poder vivirla.
Lo has descrito muy bien, no es fácil salir de una situación así, y mucho menos aceptar que esto "le está pasando" a uno, y que no va a cambiar nunca.
Por cierto, tu verificador me pide: "Osemos"... ¿Una señal?
Te dejo una sonrisa, como siempre.
Muchas gracias darthpitufina. Me alegran tus sonrisas :)
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