Volvía de salir de marcha con mis amigas. La noche no podía haber pasado mejor. No bebía demasiado, pero se divertía mucho con sus amigas, bailando, charlando, conociendo gente, pasándoselo en grande. Pero ya era tarde y se sentían cansadas y volvía con su compañera a su piso cuando se encontraron con él. Para Sofía fue toda una sorpresa, pues no lo esperaba. Estaba muy borracho, nunca lo había visto en ese estado. Bajaba por la calle por donde se encontaba su piso, y tuvo miedo de hablarle; prefirió darse un poco de prisa para llegar al portal y meterse en casa. Él no se había dado cuenta de su presencia, pero cuando se percató de que era ella puso cara de incredulidad y pánico. Se escuchó apenas un susurro que se escapó de sus labios: "no debí venir por esta calle". Trabajosamente en su estado empezó a dar la vuelta. Sofía se animó a saludarlo y quiso preguntarle por qué se había emborrachado, cosa que sabía que nunca hacía. Él simplemente acertó a decir estas palabras: "Por favor, no quiero que me veas así. De todos modos, yo tampoco quiero verte; bastante me torturas ya por internet como para que también lo hagas en persona". A Sofía estas palabras le cayeron como un jarro de agua fría. Apenas entendía a lo que se refería. Ella se había dedicado a seguir viviendo su vida, evitando seguirle el juego para no crear más problemas, ignorando su presencia en lo posible, no dándole pie a conversaciones sobre lo que había pasado. Quería dejar esas cosas atrás, no entendía que él quisiera seguir intentando nada con ella, sobre porque ambos sabían que no se podían entender. Se quedó de pie mientras lo veía alejarse trastabillando. Cayó de rodillas y vomitó sobre el suelo. Casi pareció que iba a ceder inconsciente bajo su peso, que se iba a quedar ahí tendido en el suelo. Pensó en recogerlo, en ayudarle, en hablar; pasó algunos momentos de angústia sin saber que hacer. Pero él se levantó, tras vomitar y tras unos breves momentos, tras coger algo de aire, parecía que se había recuperado y siguió caminando, esta vez con algo más de equilibrio y decisión. Sofía enmudecida se recuperó lo suficiente como para entrar y subir las escaleras con una vaga inquietud en su interior. Sabía que el problema era de él, que lo había causado él. Sabía que estaban bien, pues no se habían separado de mala manera y había sido él el que había pedido disculpas, que ella nunca aceptó porque pensaba que no había nada que perdonarle porque en realidad realmente nunca le había hecho daño. Solo era cuestión de tiempo que volvieran a ser buenos amigos, y mientras tanto solo intentaba alejarse y dejar que el tiempo curara las heridas. Intentaba vivir su vida. ¿Por qué entonces de vez en cuando le asaltaba la duda de si realmente habían hecho bien? ¿hubiera sido mejor enterrarlo todo para siempre? ¿hubiera sido mejor buscar otra forma de arreglar las cosas? ¿por qué se comportaba así con ella, que no le quería mal? ¿acaso no podían ser amigos "normales"?
lunes, 21 de julio de 2008
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