Ese día me levanté a la hora de costumbre. Como siempre, me despertaba con resaca por la mala noche que había pasado, como casi todos los días, bebiendo en casa para tratar de olvidar el pasado y hacer medianamente pasable el presente. Para no perder el hábito, comí apenas y sin muchas ganas me vestí para llegar, como hacía desde hace bastante tiempo, tarde al trabajo. No me importaba gran cosa, pues nadie llegaba a mi oficina temprano. De hecho, desde hacía bastante tiempo nadie llegaba. Y las facturas que se acumulaban encima de la mesa y el escaso trabajo tampoco favorecían el que cambiara de costumbres. La vida de un solitario, esa es la que llevaba. Y a fe mía que me la tomaba muy a pecho, sobre todo desde que ella me dejó.
Pero ese día, para bien o para mal las cosas iban a cambiar. Cuando llegué a mi despacho, aún con los efectos de la resaca, me estaban esperando. Reconocí a una señorita guapa, morena, vestida con un abrigo de piel rojo y unos zapatos de charol a juego, con una cara en la que se adivinaba que solía florecer una dulce sonrisa... pero hoy no era uno de esos días. La acompañaba una pareja de oficiales de policía y un hombre trajeado (o más bien con una chaqueta, un sombrero de copa y una corbata encima de un chándal de carrefur), con una cartera en la mano y un loro al hombro. Podría parecer casualidad, pero parecía que el loro le hablara y el hiciera las cosas que éste le iba ordenando, tal era mi estado de somnolencia y de embriaguez. Al parecer venían a detenerme por haberle pegado fuego a la casa de aquella enigmática mujer.
¿Qué de qué la conocía? en realidad no la conocía demasiado. Es cierto que después de alguna cogorza buena, más de una vez amanecí en su desván. Era una mujer muy caritativa, siempre se había preocupado del estado de la gente más desfavorecida y más de una vez me había recogido en la calle para llevarme a su casa. Llevaba agua y comida a mucha gente, y de vez en cuando recogía a alguien, pero hacía tiempo que dejó de hacerlo; su comportamiento cambió sustancialmente desde que aquel tipo empezó a acosarla. Su sempiterna sonrisa se transformó un algo más extraño, se encerró en si misma, se volvió más reservada y enigmática, cual mona lisa. Sin embargo, siempre había sido algo extraña, pese a que siempre había demostrado tener un gran corazón, pues se decía que tenía tratos con ciertas mafias de oriente, y siempre le llegaba correspondencia de todas partes del mundo.
Pero volvamos al tema de mi detención. Mis intentos por defenderme, por darles mis coartadas fueron en vano. Al fin y al cabo, pese a ser un detective sin una reputación demasiado mala, últimamente se me veía demasiado vagabundeando por las calles con la botella en la mano. Por lo visto, parecía el principal sospechoso, más que nada porque no tenían a nadie mejor y porque según varios testigos, en una de mis noches de mayor grado de alcoholismo me había encontrado con la mujer de rojo por la calle y habíamos tenido una tensa discusión. Y pese a que la mujer no parecía señalarme a mi como el causante, me intrigaba mucho que fuese el hombre trajeado el que insistiera en mi culpabilidad, y que la mujer no hiciera nada para evitarlo. De hecho, parecía más bien que fuera el loro el que tuviera amenazada a la pobre muchacha, por las miradas que le echaba, y en mi cabeza su expresión aterrorizada me traía una cierta sensación de déjà vu. Nunca imaginé que el wisky de garrafón pudiera afectar de esa manera a mis sentidos, casi podía sentir una extraña sensación, como si mi mente hubiese viajado en el tiempo y al volver me hubiese hecho daño, del mismo modo en que un elástico te hace daño al estirarlo con las dos manos y soltar un extremo.
Me llevaron al juzgado; me molestó mucho que aparecieran miembros de la prensa (¿como se habrían enterado? cada vez más, esto me sonaba a una encerrona, y lo peor de todo es que no tenía ni idea de quién podría estar detrás ni por qué), en especial aquella fotógrafa de las gafas de sol, que parecía muy interesada en verme entre rejas. Había escrito ya varios artículos en el periódico difamándome y parecía que sentía una perversa satisfacción viendo como me llevaban ante el juez. Me tuvieron sentado en una sala cerrada interrogandome durante al menos media hora, los mismos agentes que me detuvieron, aunque sospecho que detrás del cristal estaba la persona que realmente les dirigía. Afortunadamente el juez era amigo mío, me había ayudado mucho en algunos casos que tuve entre manos en el pasado y habíamos trabado algo de amistad, suficiente como para no encerrarme en uno de sus calabozos y darme libertad; básicamente porque no habían pruebas suficientes, y siempre bajo la condición de que no me quitara la pulsera con la cual podían seguir mis pasos y no salir de la ciudad. Y voto a Dios que no lo voy a hacer. No saldré de esta ciudad sin aclarar los hechos... ¿pero por dónde empezar? ¿podría hablar con la mujer de la sonrisa enigmática? ¿debería localizar la guarida del hombre trajeado? ¿sería peligroso intentar visitar la escena del crimen? al fin y al cabo, estaba en libertad vigilada gracias a que era amigo del juez, y no quería causarle problemas, pero mi instinto de detective me decía que allí encontraría alguna pista que empezara a indicarme qué camino debía seguir....
Seguimos en: Carta desde la carcel de un detective desesperado.
Fin por ahora. Si alguno de los implicados quiere seguir el relato... :D
26 comentarios:
uf uf uf la fotógrafa de las gafas oscuras, alta, morena y delgada, por cierto, muy guapa e inteligente, tenía en su poder unas fotografías secretas con altos indicios de quién era el causante del incendio de la casa de la mujer de rojo... el auténtico pirómano no lo sabía.
Ella tenía miedo de mostrar esas fotografías pues temía por su vida. Pensaba que al entregarlas al hombre del loro y chandal, el pirómano, con olor a lava, sí como si viviera cerca de un volcán, pues como digo el pirómano intentaría ir a su casa y prender fuego tb. Ya que por las fotos vio que tenía cara de psicópata y pocos amigos...
Jejeje... como retuerce la gente las cosas :P
Halaaaaa!!! ¡qué bueno! jajaja, pues sí que estais creativos, jaja.
Uff yo hoy no estoy para pensar ¿eh?, estoy espesita espesita, la resaca fallera y tanto petardo, pero lo mismo me apunto a la investigación ¿eh?. A ver si encuentro pistas...
Otro día seguiremos con la investigación...
Hola. Soy la fotógrafa de las gafas de sol. Me han dicho que si consigo una exclusiva me harán un contrato fijo, por eso prendí fuego a la casa de la mujer de rojo y te eché a ti la culpa de todo. Lástima que no te hayan metido en la cárcel, sino ya me hubieran contratado.
Anda! me acaban de usurpar mi personaje de fotógrafa! Ni hablar, no lo permito.
Y lo voy a demostrar. Tendré que publicar las imágenes donde aparece el incendiario de la casa de la mujer de rojo, que sólo yo las tengo. Además puedo asegurar a qué hora fue. Aunque el hombre, porque era un hombre, iba tapado con una gabardina dorada, debajo se asomaba un chandal verde de carrefur... no quiero seguir dando pistas....
Jo, esto cada día está más difícil... ¡si ahora resulta que había dos paparazzis! ¡y las dos dicen conocer la verdad por haber sacado las fotos en el momento justo y en el sitio adecuado!... a ver si van a estar compinchadas o algo :P
Hacía muchos meses que el hombre del sombrero negro de ala ancha sentía una fuerte atracción por esa mujer enigmática de rojo. El color, color fuego, color pasión, le llamaba fuertemente la atención. No la podía sacar de su mente. Cada día al levantarse tomaba su ración de whisky escocés sin nada de hielo. Le gustaba así. Él sabía por qué bebía. Hacía tiempo que la quería olvidar pero no podía. Le era imposible...
Decidido a investigar el incendio de la mujer de la casa de rojo, supo en seguida que podría haber sido él mismo el causante de la tragedia. Llevaba mucho tiempo bebiendo y perdía la conciencia hasta el punto de no recordar lo que había hecho el día anterior. Cada día era una sorpresa para él. Las botellas vacías derramadas por el suelo le hacían ver con gran lucidez la terrible y oscura realidad....
Ese día se propuso recordar. Tenía que descartarse a sí mismo. Pero, por dónde, maldita sea, empezar. Si bebía tal vez recordaría pero también corría el peligro de olvidar, olvidar a la mujer de rojo para siempre. Olvidar su pelo moreno ondulante, su sonrisa radiante y vital, sus largos dedos de uñas rojas y manos hermosas, sus dulces y ansiados senos suaves... Sería capaz de poder olvidar todo eso? Era lo que le llenaba de vida, sin eso no era nada. Entonces, cómo sería posible que hubiera sido él mismo el causante del incendio? No, él no había sido. Estaba seguro de eso. Pero tenía una duda, una sombra que le acechaba, algo oscuro e irremediable que le conducía al abismo más profundo.
En primer lugar, debía encontrar a aquella fotógrafa que se ocultaba detrás de unas gafas oscuras. ¿Escondía ella algo también? Qué escondía? Por qué no mostraba su rostro libre de objetos? Si no eran unas gafas, era una cámara de fotos, si no ella se mostraba siempre distante. Y de repente se preguntó el por qué. Acaso serían la misma mujer en una doble personalidad? ¿La mujer de rojo ejecutiva, inteligente, lúcida y de ropa ceñida de día, y la mujer de gafas oscuras, cámara de fotos, siempre vestida de negro elegante pero muy esquiva, acaso eran la misma mujer? Su cabeza ya no pudo dejar de pensar. Ahora sí que debería averiguar qué se escondía detrás del incendio.
Mr Blogger propongo que todo lo que ha escrito Esther lo publiques en tu blog como continuación al relato, que está muy bien, jaja.
Osea que ahora tenemos otra fotógrafa en acción...humm humm, a ver si me despejo y pienso algo.
Jajajajaa XD pues si, bastante material me está dando Esther... Y por si fuera poco, ¡ahora parece que la mujer de rojo puede ser ella!. No solo está celosa de Mamen como para quemarle la casa, sino que además quiere suplantar a su mujer de rojo :P... a ver si aquello de llevar a personas semiinsonscientes al desván de su casa tendrá otros objetivos diferentes que la caridad y esas cosas XDXDXD... porque me dirás si no como sabe el detective que sus pechos son dulces y suaves y no pequeños y duros pechos de atleta o grandes masas turgentes... a ver si va a ser que el fuego del desván lo prendieron entre los dos.
mr blogger, me has inspirado. Nos estás dando pistas... veo que no puedes olvidar esos pechos suaves y turgentes. Tu inconsciente , cuidado!, te puede traicionar. Veo que recuerdas sus braguitas de seda rojas, sus medias de rejilla caras, su espalda recta y muy formada, su forma de andar altiva pero excesivamente sensual... Veo mr blogger, que esa mujer te tiene completamente atrapado, y te gustaría seducirla para ti sólo. Te la imaginas húmeda pensando en ti. Y sabes perfectamente que eso no es verdad! Bebes en tus momentos de máxima soledad porque sabes que nunca nunca la tendrás. Ella no te pertenece ni jamás te pertenecerá. Lo sabes muy bien. Y por eso sueñas dulcemente con ella, por eso sabes que sus senos son de piel de melocotón. Y sabes que todo eso es imaginación tuya...
Vaya vaya, vaya lío, todos tienen motivos para prender la casa entonces. Esther te ha dejado otra pista en el blog de Troglo Mr Blogger ;-)
Joer, te conoces al personaje al dedillo :D, ni que fuera un refrito de personajes del cine negro. Pero te falta un pequeño detalle... si, a veces mrblogger también fantaseaba con la fotógrafa, que por su estatus de chica mala ejercía una cierta atracción fatal sobre él XDXDXD... mientras bebía se imaginaba su delgado y grácil cuerpo sudoroso contoneándose al compás de la marea de la pasión XDXDXDXD.
De todas maneras, al principio del relato deja bastante claro que bebe porque ella le dejó, y está claro por el resto del relato que ella no es la mujer de rojo, es otra ella. Y la fotógrafa parece no caerle muy bien, pero tampoco parece que fuese ella la que lo dejó, la hubiera reconocido, Otra cosa curiosa que aún no se ha tenido en cuenta es la aparición de la becaria. Seguro que su afán de conseguir un trabajo fijo pudo haberla llevado a actuar desesperadamente...
Eh que a la becaria yo si la he tenido en cuenta..."otra fotógrafa en acción".. qué misterioso. ¿No será que quería suplantar a la fotógrafa real porque también estaba enamorada del hombre del sombrero?
Osea que también tenia motivos para incendiar la casa, celosta también de la mujer de rojo.
Ya está! Ha sido ella! Intentando hacerse pasar por fotógrafa real. Pero la fotógrafa real le ha pillado "in fraganti" tomándola unas fotos comprometedoras y la becaria la ha amenazado.
Apunta apunta en la agenda de pistas Mr Blogger.
Tienes razón mr blogger, detrás de esas gafas oscuras y esa gran cámara de fotos profesional, se esconde una mujer muy pasional, completamente llena de vida. Eso le hace ser muy salvaje, incluso demasiado. Pero ella ya no se resiste a no serlo. Muy al contrario se deja llevar. Sus impulsos cada vez son más libres. Ve que la gente la quiere así. Ya no la rechazan como cuando era pequeña. Ya no la recriminan. Ahora admiran su libertad, su interior salvaje. Por eso mr blogger siente atracción por ella. Por eso mr blogger quiere hablar con ella porque sabe que gracias a ella descubriá al verdadero pirómano. Pero también descubrirá otras muchas cosas. Descubrierá quién es esa mujer en realidad, descubrirá que en el fondo siempre ha estado enamorado de ella. Y quizá se lleve una gran sorpresa, o no. Debe averiguar qué ropa interior lleva. De qué color es. Sospecha que puede haber una doble personalidad día-noche.
Pero también sospecha que puede haber más mujeres implicadas, como la maldita fotógrafa que quiere conseguir un puesto de trabajo a costa de meter a un hombre en la cárcel. Eso no le importa. Eso es lo de menos. Tiene que ser ella la primera en revelar el terrible secreto.
joer, ¿antes de averiguar sus intenciones tiene que averiguar el color de sus braguitas? esto cada vez se parece más a una película de pajares y esteso :P... ¿y qué hacía la mujer de las gafas de sol, tan pasional ella, sacando fotos en la casa de la mujer de rojo? ¿acaso seguía al detective? ¿seguía a la mujer? ¿qué quería averiguar exactamente? ¿qué pinta en todo esto el marido?
de momento el marido no sabe nada de todo esto. vive otra realidad muy distinta. la que ella le enseña, y sólo esa. El marido no sabe ni siquiera que existe el desván. Dónde los sueños se hacen realidad. No sabe que ahí, justo ahí, vive mr blogger en su mecedora.
el marido no sospecha nada, ni siquiera se ha enterado de que la casa de la mujer de rojo se ha incenciado. No será que NO se ha incendiado la casa? Si no otra cosa? No será que todo ha sido un sueño? Una indirecta? Que se ha incendiado su propio cuerpo? Fuego en el cuerpo es el sueño más dulce que tuvo mr blogger en aquella hamaca donse al compás del movimiento un día soño con ella.
Nadie dice que mrblogger no tuviese fuego en el cuerpo, pero un par de policías que te detienen cuando llegas a tu lugar de trabajo evidencian que si hubo incendio, así que eso no vale :D
Además, el detective "acaba por accidente" en el desván de la mujer de rojo, porque supongo que la casa es pequeña y no tiene más sitio donde poner a una persona y mantener su dignidad de persona respetable y tal.
Está clarísimo: la fotógrafa de las gafas de sol seguía a la becaria, que a su vez seguía a Mr. Blogger, que seguía a la mujer de rojo en uno de sus delirios etílicos. Pero no era la mujer de rojo (Mr. Blogger iba demasiado borracho aquella noche), era el hombre del chándal del Carrefur.
Mr Blogger, creo que desisto de continuar el relato, ésto se ha liado tanto que no sé por dónde cogerlo. Te lo cedo.
Estoy deseando leer el final, jajaja, a ver cómo te las apañas.
Esperaré a que esto se tranquilice un poco antes de intentar empezar algo. Por lo menos aclarar algunas cosas que han surgido por ahí.
Empecé... bueno... yo no digo como creo ke sigue porque... tengo casi e final en la entrada de hoy... asi ke..
Me está gustando eh, y la foto de la peli de Roger Rabbit, mola, jaja.
Te me pareces mucho a un chico que quise con locura y que curiosamente es un gran iformático con ciertas tendencías a hacker.
Espero que no seais iguales en todo, porque vaya tela el parecido que teneis y eso que no sois ni de la misma ciudad y ni de la misma edad.
Espero no ofenderte con esto.
Un besazo y cuídate mucho.
Los informáticos somos todos iguales :D (lo que hacen los estereotipos)
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