Pruébame blogger!

Sueño tus ojos y me acuerdo del veintiocho, número mágico de grata presencia y alegres remembranzas. Veintiocho besos, veintiocho sonrisas, veintiocho días, veintiocho cielos. El veintiocho está formado por un dos y un ocho. Dos personas, dos corazones, dos brazos que se acarician, dos labios que se besan con pasión. Ocho días necesita la semana, ocho horas duraría nuestro abrazo, ocho vidas daría como gato por tenerte junto a mi. Los números tienen magia, los números tienen poder, es fuerte el influjo que nos une pese a la marejada que a veces nos separa cuando no estamos lo suficientemente agarrados el uno al otro o cuando una voluntad flaquea y deja por un momento de luchar. Dos más ocho es diez, la lista de las diez cosas que haría junto a ti, las diez razones por las que nunca dejaré de quererte, las diez estupideces que he podido cometer, las diez cosas que han podido herirte y las diez tonterías que han podido hacerte reír. El uno es lo que quiero que seamos, el cero la bañera redonda que no pudimos tener, números dando vueltas por mi cabeza sin razón aparente como todo ultimamente. Sin embargo, entre toda esa mescolanza de cosas hay algo que tengo claro y que no me cansaré de repetir mientras lo sienta: