Adrián cayó al suelo con la nariz rota entre jadeos de dolor.
-Si yo sólo quería saber si estabas bien... lo del boca a boca... era para que te recuperaras... no hacía falta que me dieras un codazo... -protestó Adrián.
-Pues efectivamente... su suerte no funciona -comentó Rebeca mientras intentaba recomponerse de la descarga mágica.
-¡AMBROSIOOOO! ¡TRAIDORJOPUTITAAAA! ¡VUELVEAHORAMISMOOOOO!
Rebeca suspiró. Encerrada con un salido y una histérica. Suerte que la antimagia había debilitado el rayo de Laura y sólo la había alcanzado de refilón... aún así, se sentía como si la hubieran machacado el cráneo con una maza. El mango de su naginata había quedado partido en dos también... un nuevo suspiro llenó la celda.
Mientras, fuera de los barrotes, un gato emporrao parecía ajeno a toda aquella situación. Rebeca se preguntó si este sería el famoso gato telépata del que había hablado Raoul...
Mientras tanto, uno de los Jinetes del Apocalipsis estaba cercano a su fin.
Ambrosio había encerrado a Hambre en su propia sección de alcantarilla. Y luego, el mayordomo había comenzado a cocinar un exquisito potaje murciano. El olor y la imposibilidad de alcanzar la comida estaban volviendo loco a Hambre. El Jinete del Apocalipsis, ahora cojo y manco, ya había empezado a devorarse a sí mismo.
Y, por supuesto, Ambrosio estaba alimentándose de la esencia del jinete tanto como del potaje...
Continuará
lunes, 4 de febrero de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario