Gabán, bufanda, gorro, guantes, pantalones gruesos, calcetines gordos y grandes, cubriendo las pantorrillas, botas ajustadas y seguía teniendo frío. Aquellas calles donde se acumulaba la nieve que aún caía sobre árboles y farolas y que resbalaba en tromba sobre peatones despistados, donde todavía circulaban coches sin cadenas y había más de un susto pese a las reducidas velocidades, aquel paisaje tan cambiado y diferente, blanco níveo y a la vez amarronado por la suciedad o negro por la mugre, sucio y puro a partes iguales, dependiendo al lugar donde se mirara. Y en medio de todo aquello, ignorando las voces de la tele y la radio que aconsejaban parapetarse en las casas, ahí estaba yo. El frío era algo más que intenso, calaba los sentidos, entraba por los ojos. Literalmente, dado que no llevaba gafas y era el único sitio sin algo que me protegiera. ¿Qué buscaba yo allí en medio, solo y sin rumbo aparente, pisando charcos allí donde se había acumulado la sal que habían echado para derretir aquella mierda blanca que impedía la circulación? buscaba calor donde los demás habían perdido la esperanza de encontrarlo, en el páramo más solitario y vacío de la ciudad, allí donde el viento helado bajaba tanto la temperatura como para congelar la sangre y anular el pensamiento. A veces creo que soy idiota. Otras veces estoy seguro.
lunes, 29 de noviembre de 2010
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4 comentarios:
¡Qué susto! me decía que tu blog no existía...
Mi blog es una ilusión, no hagas caso a lo que te dicen tus sentidos...
En parte me gusta y en parte no... Me gusta porque está genial, no me gusta porque el final es muy pesimista... XD
Menos mal que siempre habrá alguien que llegue y te ponga una manta por los hombros mientras te abraza ;-) Besitos!!!
de lo de la manta se puede pasar, de lo del abrazo no... ¡gracias por los tuyos!
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