bla bla bla bla bla y todo eso. Llueve sobre mojado, y aún así no estamos nunca preparados para afrontar las consecuencias de algo que se repite cíclicamente y que destroza y provoca desperfectos cada vez que ocurre. Nos acomodamos y olvidamos las viejas enseñanzas de nuestros sabios mayores y de los sabios amigos, desoímos las voces de nuestra propia conciencia pidiendo prudencia, esquivamos lo que salta a la vista por ser la lógica más pura y olvidamos lo que nos dicta nuestra propia experiencia. Y si, volvemos a meter la pata una y otra vez, confiándonos en que no volverá a pasar. Qué listos nos creemos y qué ilusos somos. Y mientras tanto, llueve sobre mojado una vez más...
jueves, 4 de febrero de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Y tanto que llueve, casi salís nadando!
Por qué siempre nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena?
Un poco
Pues tronó que daba gusto Rampy, el aparato eléctrico de la tormenta era de los buenos.
Publicar un comentario