Pruébame blogger!

A menudo en nuestros momentos más bajos nos preguntamos qué estamos buscando en esta vida, hacia donde nos conduce, en suma, qué objetivo tenemos que den sentido a lo que hacemos, más allá de las pequeñas satisfacciones y decepciones de las metas que nos ponemos día a día. Esas metas, grandes o pequeñas que hacen que luchemos o suframos y que cuando las conseguimos cruzar nos reporten sentimientos de euforia, tristeza, entereza o vacío. Pero la vida sigue, y muchas veces nos encontramos con dudas que nos corroen... ¿de qué sirve todo lo que hago? ¿para qué me mato todos los días a trabajar si luego cuando llego a casa no tengo más ganas que para cenar e irme a la cama? ¿qué clase de vida estoy llevando? ¿qué consigo con el gimnasio? ¿qué logro al evadirme todos los fines de semana en una discoteca? ¿por qué tengo la sensación de que el tiempo se me va y sigo sin hacer nada que me llene más de un par de días?. A menudo buscamos respuestas, pero la respuesta es una losa que llevamos con nosotros mismos pero que no queremos mirar, no queremos mirar atrás. La respuesta la llevamos con nosotros, la respuesta es vivir.