Pruébame blogger!

Los zombies al ver a su jefe tan descompuesto huyeron aterrados.

-¡Cabrón!- me gritó la cabreada calavera.

-Ay, chico malo... -dije mientras desmontaba de mi pavo y me calzaba mis botas de reserva, hechas de acero-. Cuando sólo te queda la cabeza, no deberías insultar a tus enemigos...

-Si crees que voy... a pedir clemencia... te equivocas...

-¿Y para qué quiero que pidas clemencia? -pregunté mientras me remangaba la pernera para sacudirle un patadón.

-¡Cafre, espera! -me interrumpió Layde-. No lo mates, tengo una idea mejor.

-¿Una idea mejor? -pregunté- ¿Cómo que una idea mejor?

-Siempre quise tener decorado el parachoques.

-¿Cómo? -me extrañé-. ¿Quieres decir que nos lo llevamos con nosotros?

-Ajá.

-¿Y qué tal es vuestra princesa? -preguntó Carol a los dos seres vegetales.

-Bueno... nadie la ha visto nunca -respondieron casi al unísono estos con voz cavernosa-. Siempre está oculta.

-¿Tan fea es? -se extrañó Juan Carlos.

-¡No insultes a nuestra Princesa! -se escandalizaron ambos-. ¿Acaso quieres que te transformemos en abono?

-Somos el famoso Comando Caprino, espárrago -le soltó Vicky-. No creas que puedes amenazarnos así como así.

-Nos estais cansando, hombrecitos! -gritó el hombre árbol tras un cruce particularmente grave de amenazas-. No pareceis peligrosos... es más, lo último que pareceis son héroes.

-Aún así, la bondad está en el interior, no en su rúestico aspecto -intervino su compañero, queriendo poner paz.

-Pero, ¿tú de qué vas, panoli? -le cortó Carol-. ¿Ahora os da por soltar cursiladas?

-Y en cuanto a ti, mala hierba, ¿qué dices de que no parecemos héroes? -acusó Layde.

-Por favor -añadí yo-, da gracias a que eres una planta, porque si hubieras nacido humano el médico habría abofeteado a tu madre nada más nacer.

-Vete a buscar algún bicho que te polinice y no des más la vara -terminó nuestro traductor.

-¿Acaso quereis pelea? -gritaron los hombres árboles, que de verdes habían pasado al color rojo.

-Especies de hoja mustia... ¿vosotros pelear con nosotros? ¡Si no sois capaces ni de pisar al gusano que os come las raíces! -les insultó Paco.

-¡Vamos, tulipanes! ¡atreveos y vuestra savia cubrirá de el suelo! -les gritó Vicky desenvainando sus cuchillas.

El cambiaformas despertó con el primer patadón.

-¿Dónde essssstoy? -preguntó.

-Tranquilo chico -le dije-. No es algo tan malo...

El revuelto de cambiaformas y cadenas estaba rebozado en aceite y resbalaba que daba gusto, así que sólo tenía que darle una patada para que recorriera varios metros...

El cambiaformas no dejó de insultarme con cada nuevo golpe.

-Oh, oh -murmuré.

-¿Qué? -gritó el dolorido cambiaformas-. ¿Qué passsa ahora?

-Escaleras -le informé.

-¿Escalerasssss? -se alarmó el ser- ¿Cómo que escalerassss?

Le aticé un nuevo patadón. El cambiaformas cayó rebotando por los escalones entre alaridos de dolor. Cuando yo terminé de bajar (al cabo de un cuarto de hora, pues son muchas escaleras), el paquete viviente estaba lleno de chichones.

-Capullo... -repetía-. ¿Esss que en essssta puñetera base no teneisss assscensssoresss?

Puse cara de tonto al responder:

-¡Ups, se me olvidó!

-¡¿Cómo?! -gritó cabreadísimo.

-Aún así, no debes preocuparte -comenté-. Queda ya muy poco. La reunión es al final del pasillo.

-¿Ah? Y por curiosssidad... ¿cuánto mide el passsillo?

-Nada... unos doscientos metros.

...

-¿Cafre, se puede saber qué es lo que traes?

-Un espía al que he atrapado -respondí orgulloso.

-¿Y por qué no lo has dejado en la cárcel de la primera planta?

-¿Qué me harás? -la interrumpí- ¿Ahogarme con tus incontinencias, vejestorio?

-¡Pedazo de mierda de vaca caótica ensartada en un palo! ¿Te crees que me vas a achicar?

-¿Achicarte? ¿Yo a ti? ¿Quieres decir dejarte más chica de lo que eres? ¡Imposible!

-¡No aguanto más! ¡Me voy antes de que aquí se realice una tragedia!

-¿Una tragedia? ¿Aquí? ¡Lo único que se me ocurre es que te mueras, pero eso no sería una tragedia!

-¡Meón! -se despidió la momia antes de irse, mientras yo le sacaba la lengua.