Tres trenes dejé escapar no sin amarguras en la estación del pesar. ~ Pruébame blogger!

miércoles, 14 de enero de 2009

Tres trenes dejé escapar no sin amarguras en la estación del pesar.

Caminando iba por los andenes de la estación. La gente se apelotonaba y se peleaba por pasar y se apartaban unos a otros. Y yo allí, en medio de todo aquel barullo, rodeado de gente pero a la vez solo. Mi tren salía dentro de poco, pero mi mente llegaba con retraso. Aún se estaba donde se quedó clavada por última vez. Aún pensaba en la oportunidad que dejé marchar hacía escasos minutos. Aún no sabía realmente si lo iba a lamentar o no, pero me hacía pensar que podía haber sido de mi vida si hubiera elegido la otra opción. Quizá no me hubiese dolido tanto su despedida si lo hubiera sabido.

No me podía permitir esto. Tenía que comprar el billete antes de que el tren se pusiera en marcha. En mi casa me esperaban y debía llegar pronto. Si se me escapaba el tren nunca llegaría a tiempo y tardaría mucho en volver a ver a la visita que había llegado. Solo tenía que volver al andén y subirme a ese tren. En casa, aunque solo fuera por unos horas, olvidaría lo que pasó y pensaría solo en la hija del amigo de mi padre, que se habían pasado por casa antes de seguir su viaje. Ansiaba hacerlo, ahora más que nunca, eran un vínculo a la realidad que me alejaba de la sombra de lo que pudo ser,. Prefería ver un mañana luminoso en la cara de esa chica que un presente incierto en la que se despidió de mi. Mi mañana me esperaba en casa, y solo tenía que llegar para disfrutar un poco de ese día en el día de hoy.

De vuelta, marchando presto, ya había atravesado la mitad de la distancia cuando de repente la vi. Su visión me dejó alucinado y perplejo. Debía ser un fantasma. Eso era, era un fantasma. Solo así se puede explicar lo que sentía. Sentía miedo, me quedé petrificado ante su aterradora belleza y el aire se había vuelto helado; un escalofrío recorrió de repente mi espalda. No podía ser ella, pero lo era, más guapa y más adulta que nunca. No me veía, su silueta fue perdiéndose poco a poco entre la gente, que no parecía percatarse de su presencia. Se movía gracilmente entre el gentío, como si lo atravesara sin tropiezos. Se movía hacia el lado contario a donde yo iba, y yo la seguí con la mirada y aún con el deseo. En un momento dado, se paró junto a las puertas del tren y miró hacia mi. Pareció reconocerme, pero yo bajé la mirada ante su poderoso embrujo. No quería volver a caer, y aunque quise no pude resistirme, pero al volver a mirar ya no estaba. El ayer desapareció tras las puertas del tren, que se habían cerrado. Con estupor me quedé mirando de pie como el tren aceleraba poco a poco hasta perderse en la distancia. Y recordé cada cosa que pasó, de nuevo, tras tantos años; y mi corazón sufrió otro vuelco, más duro aún si cabe que el anterior.

Por supuesto, el tren que iba a coger yo también salía ya. Cuando caí en la cuenta corrí, pero ya fue demasiado tarde. De una tacada había perdido tres trenes. El de mi presente por estar inmerso en un mar de dudas, el de mi pasado por haberlo ahogado en un mar de pesares, y el de mi futuro por haberme parado a mirar atrás. Desconsolado me senté en un bordillo y lloré como un chiquillo. Me parecía que había tirado mi vida a la basura, que ya nada podía ir a peor. Por mi mente pasó una idea fugaz, una tétrica resolución de desesperanza. Las vías parecían llamarme con intensidad, ¡qué fácil parecía todo!, dejarme abandonar, alimentar a la bestia de acero. No sabía si era valiente o cobarde por el hecho de no poder atreverme. En estos lúgubres pensamientos estaba cuando una chica se me acercó. Se sentó a mi lado y me miró a la cara. Me ofreció un pañuelo mientras sus ojos se compadecían de mi dolor. En su cara vi una esperanza nueva, un renacer aún doloroso, un nuevo amanecer tras días de tiniebla, y su sonrisa terminó de convencerme de que aún tras los peores días, hay días nuevos por los que vivir...

9 comentarios:

F. pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

"Me parecía que había tirado mi vida a la basura, que ya nada podía ir a peor."

Mmmm... ¿a qué me recuerda eso?

Te digo lo mismo que me dijiste tú en su momento ;)

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Misterioso F, es bastante común llegar a pensar en los malos momentos cosas como esa. No solo a mi, habría que recordárselo a todo el mundo. Gracias.

RAMPY pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Podrías pasar como escritor de relatos de superación, porque no lo haces nada mal.
un abrazo y feliz día
Rampy

ángel de cristal pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Me ha encantado el relato, aunque es muy triste y sinceramente me ha recordado a mi pasado, cuando tras perder al ser que amaba con toda mi alma pensaba que la vida sin él no tenía ningún sentido para mí y que jamás volvería a amar y a sentir.

Todas estas comedura de coco se me esfumaron cuando conocí a SmileF y la verdad es que doy gracias a la vida por haberle puesto en mi camino, aunque nunca me llego a querer como mi ex, al menos me hizo sentir de nuevo.

Miles de besitos y cuídate mucho.

Vicky A. H. pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Perder el tren casi siempre es una causa de desesperación, y más en la metáfora que utilizas... Alguien que está ansioso por saber qué camino tomar, por tener un destino...

Sin embargo, siempre queda otra opción: no tomar ningún tren... Ser como las vacas y mirarlos pasar tranquilamente... Observar a la gente que se pega la carrera para llegar al suyo... A veces, hasta ayudar a algún otro viajero para lograrlo... Pero nada más.

A mí me tiraron del tren en marcha hace ya unos años y soy un poco "vaca" desde entonces... Quizás por evitar los empujones... Quizás porque cogí miedo a los trenes desde que me tiraron de aquél... Y quizás porque para el único destino por el que estaría dispuesta a enfrentarme a ese miedo a los trenes, no hay línea.

Menos mal que hay destinos que no necesitan trenes... Como el del final de tu relato. En serio, precioso :-D Gracias por compartirlo. Besos!!

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Rampy, cuando logre superarme a mi mismo igual lo intento...

Me alegro de que te guste, pero si, es muy triste. En mi linea.

Cuidado Vicky, a veces a las vacas las atropella un tren sin que ellas quieran ;). Casi mejor tomar el tren que te toque, que aunque te equivoques lo has elegido tu, y asumir todo lo bueno y lo malo del sitio al que te lleve. Y recuerda que siempre puedes volver a la estación y coger otro...

Perséfone pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Hay días nuevos por los que vivir y trenes nuevos que coger.

SIEMPRE.

Yo no lo veo triste, sino esperanzador y real como la vida misma.

Un abrazo, viajero.

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Gracias Perse, eres un solete. Que conste que el final feliz lo puse por ti, que siempre me tiras de las orejas por poner finales tristes XD.

Perséfone pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Que bien me conoces ya :)

Un besote, guapetón.

 

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