Sueños calientes, sábanas ardientes. ~ Pruébame blogger!

martes, 20 de mayo de 2008

Sueños calientes, sábanas ardientes.

Joer, todo esto seguro que tiene que ver algo con los culos. La culpa la tiene el Drenas. Pero antes de disfrutar con el último capítulo les enlazo los anteriores, por si quieren volver a leer alguno o simplemente si aún no los han leído: investigando el incendio de la casa de la mujer de rojo, carta desde la carcel de un detective desesperado, ¡A por la fotógrafa misteriosa!, Amigos, enemigos, confidentes, aliados..., Y el loro puso las cosas en su sitio, Dilema sobre el secuestrador enmascarado, La venganza de la becaria y Detectivator II: el juicio final (primer round).


El detective se movió inquieto debajo de la sábana. En la cárcel no se estaba tan mal, sobre todo sabiendo que a esas horas podía haber muerto más de una vez. Había corrido grandes riesgos al comunicarse con aquel viejo amigo suyo de la policía. Esperaba que nadie más se acordara de las viejas señas que usaban en la patrulla hacía ya tanto tiempo. Por lo que recordaba, los que no estaban muertos habían salido de la cuidad, y además de aquella persona, no había reconocido a nadie más entre la gente que había en la sala. Por él se enteró (o más bien pudo deducir, que las señas tampoco eran mágicas y el código era bastante limitado) de que todo se había hecho desde las altas esferas, que había llegado de manera bastante irregular y apresurada la orden de detención, y que el juez que se había enterado más tarde de todo, montó en cólera porque no aquella orden no la había mandado él. Sin embargo, ante la gravedad de los cargos imputados y la violación de la libertad provisional tuvo que hacerse cargo del asunto. Al fin y al cabo, si no lo hacía él, lo haría alguien con peores intenciones. También supo que no había demasiado que aquel amigo pudiera hacer por él, lo único que podía hacer era servirle de enlace. Se levantó de la cama, se le había ocurrido una idea que quizá pudiera funcionar. Chantajear al hombre más poderoso de la región no parecía la mejor forma de salir de aquel embrollo, pero quizá pudiera ganar algo de tiempo. Si al menos supiera qué había pasado con la becaria, o qué quería realmente la mujer de rojo de él... empezó a escribir. Cuando tenía la carta casi acabada se lo pensó mejor y la arrugó y la arrojó a una esquina. Se lo volvió a pensar, cogió la carta, la desplegó y empezó a copiar unos párrafos y a cambiar otros. Releyó la carta un par de veces, la dobló cuidadosamente y la metió en un sobre. Por la mañana a primera hora pasaría su amigo, que había acabado sus días en el cuerpo como funcionario en la cárcel. Esperaba poder confiar en él. Se echó a dormir.


Soñó con la becaria, de sus últimos momentos con ella, antes de huir precipitadamente. Nunca esperó encontrar una aliada así en aquel mundo de locos. El sueño empezó con la visión de su fabuloso escote, seguido por un beso dulce y prolongado en la boca, el roce con su piel de fuego, jóven y dispuesta. El contacto de sus cuerpos, la calidez de sus caricias... pronto el sueño empezó a cambiar, de pronto todo se convirtió en lucha, frenesí; fue algo tenso, confuso y oscuro, lo que precipitó el despertar del detective... ¿la becaria estaba en peligro? la había dejado sola y abandonada en un páramo alejado de toda civilización, sin comida y sin agua. intentando protegerla quizá la acercó al día de su muerte. Pero qué coño, si hubiese estado en la ciudad la hubieran matado antes, solo por haber hablado con el tras entrar en la tienda del loro. Intentó no pensar en nada, concentrarse en dormir; necesitaba estar lo más lúcido posible. Poco a poco según se iba sosegando, orfeo lo volvió a tomar bajo el influjo de su arpa. Lo último que pensó es que tampoco estaba hecho un pedazo de perro como para terminar durmiéndose de esa manera.

Esta vez soñó con la fotógrafa misteriosa. Por azares del destino, en su sueño comprendió de alguna manera que era agente de troglo, que a su vez bajo los mandatos de P.B. había recabado información suficiente sobre él como para poder manejarlo a su antojo o deshacerse de él de manera "legal". Sin embargo, aún sabiendo que trabajaba para ellos seguía sintiendo por ella aquella atracción fatal que solo una chica mala podría ejercer, que a su vez se mezclaba con esa cierta sensación de que ella era su mujer. En medio del sueño recordó aquellas noches de sexo y pasión con su mujer, pero en lugar de ella estaba esa enigmática mujer y cuando terminaba y se levantaba, al entrar a la cocina o al baño o a cualquier otro lado, a quien veía era a su mujer llorando como cuando se peleaban y terminaba sus noches bebiendo hasta el amanecer fuera de casa. El sueño terminó cuando recordó la última vez que vió a su mujer, a la que ni siquiera fue a despedir a la estación. Volvió a levantarse empapado de sudor y con el corazón latiendo con fuerza. Tras un buen rato en vela, intentó volver a dormir.

El rojo lo envolvía todo. Estaba durmiendo bajo unas sábanas rojas. Sentía la calidad de su piel contra la mía, la envolvía. la mujer de rojo me protegía, me daba calor y sosiego. Me daba seguridad, amor y cariño. No había sexo, solo caricias, pero aún sabiendo que era un sueño, sabía que a partir de ese momento no podría olvidar su pelo moreno ondulante, su sonrisa radiante y vital, sus largos dedos de uñas rojas y manos hermosas, sus dulces y ansiados senos suaves... ¿sería capaz de poder olvidar todo eso?. Era lo que le llenaba de vida, sin eso no era nada. Sin previo aviso, la mujer de rojo se convirtió en aquella fotógrafa que se ocultaba detrás de unas gafas oscuras. ¿Escondía ella algo también? ¿qué escondía? ¿por qué no mostraba su rostro libre de objetos? Si no eran unas gafas, era una cámara de fotos, si no ella se mostraba siempre distante. Y de repente se preguntó el por qué. ¿Acaso serían la misma mujer en una doble personalidad? ¿La mujer de rojo ejecutiva, inteligente, lúcida y de ropa ceñida de día, y la mujer de gafas oscuras, cámara de fotos, siempre vestida de negro elegante pero muy esquiva, acaso eran la misma mujer?. Su cabeza ya no pudo dejar de pensar y dar vueltas hasta que de repente lo despertó un ruido que venía desde fuera.


Ya era por la mañana y tenía que ducharse y vestirse y prepararse para ir al juicio dentro de algunas horas. Lo primero que hizo fue levantarse y darle la carta a su amigo que le esperaba por fuera, de la manera menos sospechosa posible. Luego empezó a recordar la noche que había pasado. No podía olvidar esos pechos suaves y turgentes. Su inconsciente le estaba traicionando. Recuerdaba sus braguitas de seda rojas, sus medias de rejilla caras, su espalda recta y muy formada, su forma de andar altiva pero excesivamente sensual... esa mujer le tenia completamente atrapado, y le hubiera gustado seducirla para él sólo. Se la imaginaba húmeda pensando en él. Y sabía perfectamente que eso no era verdad. Bebía en sus momentos de máxima soledad porque sabía que nunca nunca la tendría. Ella no le pertenecía ni jamás te pertenecería. Lo sabía muy bien. Y llegó a la conclusión de que por eso soñaba dulcemente con ella, por eso sabía que sus senos eran de piel de melocotón. Sin haber estado nunca con ella, podía recordar cada centímetro de su piel, aún sentía el calor de su cuerpo arrimado al suyo. La ducha fría lo relajó lo suficiente como para empezar a pensar con claridad. Quizá es porque necesitaba sacar la tensión que llevaba dentro, porque pensaba que le quedaba poco tiempo de vida, porque quizá le duraban los efectos de la droga. Intentó olvidarlo todo y centrarse en las pocas posibilidades que tenía de escapar...


Bueno bueno, qué calentito está el asunto ¿verdad?. En fin, espero que lo hayan disfrutado. Lo de siempre, pueden dejar comentarios con todo lo que se les ocurra.

15 comentarios:

Unknown pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

va mejorando la cosa por momentos MrBlogger. Te ha faltado decir que a la mujer de rojo le llamaban la batidora.

jajajaja

Saludos.

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Mejor me abstengo, que me pegan :P

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Ein? De qué hablais? La mujer de rojo también sabe hacer mahonesa?

Jo, pobre detective, está hecho un lio.

A mí este final me suena a algo que Esther escribió por ahí ;-).

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Si, están casi todos los trozos que Esther escribió en los comentarios del primer capítulo. Hacía tiempo que intentaba meterlos en algún lado, pero no me encajaban nunca en la historia, así que los tuve que meter en un sueño :P

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Jo, entre ésto y los "Momentos de placer" de Drenas está la cosa muy subidita de tono. No hay que hacer más concursos culeros, que os alteráis.

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

...

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

...
:D

Lo mío es fiebre. Lo de Drenas vete a saber..

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

¿y nadie va a hacer ningún comentario literario o sobre el poco contenido que tiene este capítulo o sobre algo asín?

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Es que se me escapó ese nick y ya lo intenté arreglar. Estaba pensando qué chorrada poner y le dí al enter sin querer, jaja.

Na, tan todos estudiando y trabajando, con lo bien que se está bloggeando.

Fdo: Anónima

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Jo, pa un capítulo que es ligero como una pluma, calienta como un horno y entretiene como la tele (de sobremesa), y va la gente y pasa de él... ¿será que la gente se asusta cuando lee el título?

Anónimo pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Pues sí, se echa de menos algo de contenido, porque el relato daba para ello. Nos habíamos quedado con una mujer con bigote, una becaria desaparecida (que un capítulo antes había cogido una llave y vete tú a saber qué había hecho con ella), un loro cabreado y a Troglo maquinando en su mente. ¿Y qué ha sido de la fotógrafa misteriosa? ¿Y de Drenas? ¿El detective tiene estos sueños porque hace mucho que no pilla cacho? ¿O es porque ha estado mirando culos en el blog de hominicaco? Ah, cuántos misterios...

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Bueno, el redactor estaba febril (y aún sigue) cuando pensaba que le había entrado la inspiración. A parte de eso, logré meter los trozos de Esther que tanto tiempo llevo intentando poner sin que me saliera la ocasión propicia (no se ha vuelto a encontrar ni con la mujer de rojo ni con la fotógrafa misteriosa, y tampoco creí que la becaria tuviera que sufrir el largo periodo de "no mojamiento" -aunque algo se insinua-). De resto... pensaba que iba a salirme más corto y lo quería anexionar a la segunda parte del juicio (llaman a Drenas a declarar :D), pero al final decidí dejarlo como un capítulo suelto. Y así de paso explicaba lo del episodio de la carta desde la cárcel.

Drenas pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

para cuando vas a meter los trozos que te comenté yo. Si has metido los de esther meterás los mios ESPERO.

Agur.

Troglo Jones pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Vaya tela. No quiero ni pensar entonces como serán las sugerencias de Drenas.

Abrazos.

Mr Blogger pensó (ingenuamente) que alguien leería esto:

Uhm... tendré que releer...

 

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