Me hago viejo. No, que diantres, ya soy viejo. Siete décadas me han visto pasar y Dios quiera verme algunas más. A lo largo de mi vida he pasado por diferentes etapas: la etapa de la experimentación, la etapa del ascenso, la etapa de la madurez, la etapa de la aceptación... en todas y cada una he vivido muchas experiencias, algunas de las cuales preferiría olvidar y de esas, de alguna quisiera poder redimirme algún día. Alguna vez he sido mi propio héroe, en alguna otra ocasión me he convertido en aquello que más aborrezco, a veces me he comportado como un crío, otras como un viejo, a ratos con esperanzas, otros ratos esperando que llegara mi hora antes de tiempo. Quizá pronto llegue mi tiempo... ya no le tengo miedo a la muerte, a veces incluso la añoro como dulce compañía en esta soledad que me atenaza. Ser viejo es algo muy duro, has ido perdiendo todo lo que quieres por el camino, te esfuerzas en sentirte vivo en vanas breves ilusiones... ahora solo soy un viejo cascarrabias que se irrita a la mínima oportunidad como modo de rebelarme contra el poco mundo que ahora mismo me queda por ver. Yo, que en mi juventud me quejaba de manera tan amarga de aquellos ancianos de antes tan secos y brutos, a los que no se les podía ni toser... y mírame, ahora soy uno de ellos, tan atormentado por dentro y tan seco como el que más. Esto es casi como un sueño, es la vida, así es, toca despertarme de este duermevela en el que ni descanso, ni sueño, sino que veo las cosas pasar por mi sin poder hacer nada por cambiarlas ni evitar que me cambien.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
¿Pesimista? ¿realista? El tiempo, como decía Serrat: Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...
Salu2
Publicar un comentario