¿Cuándo fue, en qué momento? nunca fue un baile hermoso ni elegante, pero era un baile amable, cercano, estábamos a gusto incluso en aquella sala llena de gente. Moviéndonos al compás, intentando evitar empujones y codazos, intentando que lo demás no nos afectara; al principio de manera torpe, cada uno por su lado, luego juntos, cada vez más apretados y de manera más íntima según cambiaba la música marchosa por algo más lento. Por supuesto, en aquel atestado local no era fácil, nos tropezábamos, y el ruido impedía que entendiéramos lo que intentábamos decirnos. A base de gritar nos quedamos roncos, y la bebida, el ruido y el humo de la vida bohemia ayudó a que también tuviéramos una resaca estupenda, como pudimos comprobar los días siguientes. Lo único que recordé fue que poco a poco fuimos perdiendo la sincronía, hasta que llegó un punto en un momento dado en que cambiamos el paso o seguimos un ritmo diferente. No sé que pasó pero esa noche perdimos la sincronía y ya nada volvió a ser lo mismo.
(ver demasiado House tiene estas cosas, te inspira relatos extraños basados en casos más extraños todavía)
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