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Hola querida. Te escribo esta carta para decirte que ya he encontrado el hotel de tus sueños. No es como esos otros hoteles pretenciosos que se las dan de elegantes y finos poniéndose nombres como Beatriz, princesa Ana o BorjaMari, es un hotel campechano con nombre Maria Juana, de esos nombres que son tan comunes y bonitos que ya no se ponen. El hotel rompe la filosofía de tener cientos de suntuosas habitaciones y nada de tener vistas al mar o estar en primera linea de playa, nada de eso; si tu vas a un hotel es para relajarte y descansar, no para pasar el día mirando los increíbles paisajes ni los preciosos ocasos. Aquí las fabulosas puestas de sol si queremos las vemos desde la azotea, sin tener que pagar nada adicional. Eso si es cortesía y profesionalidad, y no lo que hacen los hoteluchos estos de medio pelo. Basta coger una silla y subirla arriba, aunque creo que hay un edificio enorme delante y tampoco es que se vea mucho, pero bueno. Lo que si tiene vistas directas al hermoso parque botáncio de enfrente, que bueno, por lo visto hay muchas movidas raras, pero solo por la noche; ya tu sabes como son estas cosas, pero por las mañanas si tenemos cuidado de no perdernos en el laberinto de setos que se ha convertido por falta de mantenimiento tenemos unos deliciosos paseos para disfrutar. Es un hotel completamente democrático. Nada de suites completamente equipadas con decoración especial y detallitos románticos como zapatillas y toallitas con lacitos, etc. En realidad solo tiene una habitación única, pero nada de 35 ó 40 metros, esta es de 200 metros cuadrados, ahí queda eso. Claro que compartimos con los demás, pero a cambio tenemos todo tipo de actividades a todas horas del día y fiestas y música en vivo por las noches. Podría parecer que estamos ahí todos juntos sin nada de privacidad, pero su carencia de luz eléctrica da pie a que la romántica luz de las velas nos proporciona intimidad y sensualidad en pareja, dándole un ambiente cercano y agradable a la estancia. Por supuesto, enclavados tan cerca de parajes naturales como los que describíamos antes, es lógico tropezarnos con gran variedad de fauna y flora, compuesta sobre todo por insectos y roedores de todas las especies, además de gran cantidad de yerbas. Lo cual me recuerda que otro punto fuerte del hotel es el amplio y acertado uso de la aromaterapia, nos veremos embargados por olores fantásticos, lo que le da un toque de irreal humanidad que repercutirá en un mayor confort. No hay horarios para las comidas, dispone de un buffet libre continuo las 24 horas, eso si, sin nevera ni microondas. A veces a alguien le da por hacer algo de fuego dentro y entonces se puede disfrutar de agradables tardes de barbacoa. Además de la azotea, tiene una enorme terraza que da a la calle (o una enorme calle que se come la terraza), así que hay sitio para esparcirse y ponerse cómodo. Si el tráfico horrible de la zona nos deja, claro. Aunque los chicos del hotel frecuentemente alzan barricadas frecuentemente. Por supuesto, hay parking gratuito en toda la calle siempre y cuando los chicos mantengan alejadas a las grúas y a la policía, pero no te preocupes, no suelen adentrarse por allí, lo cual hace que sea una zona aislada y tranquila, ideal para perderse unos días (algunas veces, semanas, meses e incluso años... hay quien no ha vuelto). Además de las zonas ajardinadas, en medio del parque hay una fuente de aguas limpias y cristalinas, en invierno cuando se congela más cristalina que agua y en verano cuando cierran el grifo algo menos limpia, pero bueno, es una amplia zona de baño al aire libre, que a ver cuantos hoteles tienen algo parecido. Y completamente climatizada: está siempre igual de fría. Vamos, que es un hotel que lo tiene todo: cercanía, humildad, buen servicio, oferta de actividades, discrección, la mejor relación calidad/precio, vistas... una ganga. ¿Te vienes?

Si, esta entrada además de una chorrada es un experimento SEO. A ver cuantas búsquedas llegan...