Allí estaba la princesa, triste y sola encerrada en la torre más alta del castillo. Era libre para moverse dentro de las murallas, pero no para salir fuera y no se sentía libre en absoluto, se sentía aislada, aprisionada. Solo allí, muy arriba, podía ver lejos todas aquellas tierras lejanas a las que llamaba libertad, y con afán se dedicaba a sus labores con la esperanza de que al terminar cada jornada se acercaba más y más a ese día en el que pudiera evadir la vigilancia de su celoso chambelán, que la guardaba de todo y de todos muy a pesar de ella, que quería quitárselo de encima. Deseaba que llegara el día en que un apuesto caballero llegara a rescatarla y hacerla salir de la situación en que se encontraba, pero temía escaparse y que la reconocieran y que el malvado chambelán fuera a recogerla enfadado por haber fallado en su tarea, y su honra manchada fuera recordada por las gentes y verse separada de aquello que aún la hacía feliz. Pensando estas y otras cosas, se asomó a la ventana y miró la luna llena, y pensamientos alegres llenaron su corazón. El tranquilo ruido de la noche llenó la estancia de un grato ambiente, ese tímido silencio compuesto de voces calladas, del respirar de cosas dormidas que resulta sereno cuando te sientes seguro y que mantiene en tensión cuando tienes miedo. El canto de un buho ratonero hizo salir de su ensueño a la princesa, ya amanecía y no había dormido nada. Pronto salió el sol y empezó a acariciar sus sonrosadas mejillas y sus ojos verdes brillaron su reflejo. Y a lo lejos, polvo levantado por un caballo, un caballo bravo y poderoso, montado con brío por un hábil jinete. Poco a poco se fue acercando hasta que lo perdió de vista tras las murallas. Deseó con todo su corazón que fuera aquel con quien tanto había soñado. Había tenido un pálpito, y el pálpito se hizo realidad al rato, cuando tras llamar a la puerta vio al otro lado una bella sonrisa y un apuesto caballero la saludó con un buenos días princesa.
jueves, 19 de mayo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 comentarios:
Siiiiiiii,que bonitoooooooo,quiero mas,quiero mas!!!
Creo que luego vino un ogro malvado y se los comió a los dos... ¿o ese era otro cuento? :P
A ver apuesto caballero xD, no nos dejes con la historia a medias hombre, pero nada de ogros ehh, que suficiente tiene la pobre con estar encerrada ahi en la torre... :P
Jejeje, gracias sonia, me alegro de que te gustara.
Sin buenos ogros los rescatadores no parecen tan buenos.
¿Y el dragón? En todo buen cuento que se precie tiene que haber un dragón! (Un dragón bueno que se coma al chambelán para que nunca más pudiera molestar al caballero y a la princesa, claro XD). Besitos!!!!
Me parece justo. ¿Qué clase de dragón prefieres?
Publicar un comentario