Vicky subió las escaleras a toda prisa, sudando por el esfuerzo y aún conmocionada por los hechos acaecidos. Sus piernas volaban en la imperiosa necesidad de ascender por un piso que se desvanecía debajo, por un infinito foso negro que de repente se tragó todo lo que ella conocía por realidad, quedándose en ese momento flotando en una especie de limbo extaño. Ante la perplejidad, sorpresa y terror que la dominaron en ese momento, el gato se desasió de ella y gravitó sin apenas esfuerzo hasta quedar delante.
-Tranquila Vicky, no pasa nada, aquí estoy para ayudarte -empezó a hablar Ónice.
-¿Tranquila? ¿Tranquilaa? ¿TRANQUILAAA? -acertó a responder casi chillando histérica.
-Tu hermano está relativamente a salvo; lo rescataremos, pero mientras tanto no le harán daño. Lo necesitan vivo, pues en realidad no saben ni por qué se lo han llevado. Creen que tiene una especie de conexión astral con el más allá y que puede ayudarles a encontrar a un grupo de muertos vivientes. Tonterías, no hay quien se crea esas paparruchas.
-¿Mi hermano está bien, entonces? ¿y crees que eso me va a hacer estar más TRANQUILA? ¿aquí flotando y hablando con un gato?
-Si, entiendo tu punto de vista, aunque tu no me entiendas a mi. Tu hermano si que me entendía... al menos subconscientemente. Solíamos debatir mucho y sobre muchos temas allí en el sillón de casa.
-Me estás tomando el pelo... el gorila aquel cuando me empujó... debí darme duro en la cabeza por la caída... ¿me pasé con el ingrediente secreto en la masa del pan? ¿o quizá equivoqué las vitaminas del desayuno con alguna otra cosa?
-Nada de eso; simplemente estás descubriendo quien eres de verdad realmente. Mientras haces introspección y te haces a la idea de tu identidad real, me presento. Yo soy el guardián de los secretos, el protector de las realidades, el mayordomo de los antiguos reyes, el guía de los errantes, el hechicero supremo, el mayor caballero de la orden del destemple, el sumo sacerdote de las siete tribus y el gato de los Alcaraz.
-De cada ocho cosas que dices me creo una, tu flipas. La leche, si que estaba cansada y revuelta ayer para dormir de manera tan profunda y soñar estas tonterías. Estudiar es malo para la salud, digan lo que digan... ¿y que hay de mi hermano? aquí flotando vamos a rescatar bien poco (en fin, de perdidos al río, mejor seguirle la corriente... total, es un sueño... ¿o no?).
-Ahora mismo está en un estado parecido al tuyo. Lógico teniendo en cuenta que compartís destino por ser de la misma sangre.
-¿Esto lo estás haciendo tu? porque yo no he fumado nada.
-No, no soy tan poderoso como para manipular realidades de manera tan profunda, simplemente tengo información y estoy en el sitio adecuado en el momento adecuado. Siento no haber podido prepararles en todo este tiempo, las cosas se precipitaron y no encontraba nunca la forma de presentarme como soy ante vosotros. En fin, debes saber que se acaba el mundo.
-Con razón están las cosas como están. Si yo hubiera tenido esta información hace 15 años también me hubiera metido a política pa sacar dinero rápido y vivir la vidorra padre...
-No, es aún más grave, porque tu eres su última esperanza.
-Si, ya, claro, claro... como si no tuvieran comprados a los jueces y demás. Ya se bastan ellos solitos...
-No me refería a eso... bueno, el tiempo se ha ido agotando y ya es la hora en la que todo se acaba; la nada está empezando a borrar toda la existencia. Eres la elegida para encontrar una cura para todo est...
-...espera espera, esta me la sé. Tengo que curar a la Emperatriz Infantil del país de Fantasía y buscarle un nuevo nombre al reino y a todas sus cosas para salvarlo de la nada...
-Ehmm... uhmmmm... que imaginación tienen los humanos. ¿De dónde has sacado esa chorrada?
-Eps... estoooo... yo...
-Buah, tanto da. Pero me alegra saber que tienes imaginación, te va a hacer falta. Ahora vamos a lo importante: tu y tu hermano tienen una misión vital que cumplir; una fuerza superior os está transportando hasta el sitio donde se han de cumplir los designios para los cuales habéis nacido: salvar a la humanidad.
-No, gracias, ya hemos tenido bastante ONG por ahora...
-No puedo darte muchos más detalles, tengo que ir a por tu hermano; temo que aparezca en el peor sitio posible y sin nadie que le proteja, así que tendré que teletransportarme y salvarle el culo. Pronto acabará el periplo dentro del agujero de gusano que nos ha absorbido y que te lleva conmigo a nuestra auténtica realidad. Tendré que dejarte temporalmente en un lugar seguro, no hagas tonterías. Volveré a por ti y te contaré el resto de detalles. Ah, toma esto, te hará falta: sabrás cómo usarlo en cuanto lo veas.
En ese momento, ocurrieron varias cosas a la vez. En una furgoneta que huía a toda leche, un fardo se deshacía y las cuerdas y el cinturón quedaron inertes sobre el asiento mientras su ocupante comenzaba un viaje de algunos segundos al universo paralelo que tenía dentro de su propia cabeza.
-¿Qué ha pasado QUÉ?- gruñó Jingjing, dudando entre aferrarse al volante con fuerza o empezar a dar capones a diestro y siniestro.
-Pues ha desaparecido, sin más. -dijo Harry.
-El coche está bendecido, no ha podido ser ningún demonio, al menos no uno de los de nivel menor a 18- dijo el pater en tono entendido.
-Menudo atajo de expertos en lo paranormal estamos hechos -se lamentó Jingjing-. Tendremos que volver al antiguo plan. Ahora que por fin teníamos una forma de localizar a esos... loquesean del infierno.
-Se van a enterar- agregó Harry, malhumorado.
-La culpa la tuvo la muchacha aquella, si no hubiera estado en lugar de huír por patas hasta un lugar seguro podríamos haberlo ido interrogando directamente en la furgo- dijo el pater.
-Claro, que el sedarlo para no recibir más patadas no tuvo la culpa- dijo JingJing, molesta.
-Sólo fue un poquito de cloroformo, si no se hubiera desvanecido ya estaría despierto...- se disculpó Harry.
-Y no tendríamos que volver a escuchar radios y leer periodicuchos... apuntilló Manolo.
El silencio resignado que se formó después del suspiro general era comparable al que había en el sitio donde apareció Vicky después de que el gato se desvaneciera. Demasiada calma y un sitio demasiado extraño. Y más extraño aún era lo que le había dado Ónice (ni idea de dónde lo tenía guardado, oiga). Era un amuleto redondo, formado por dos serpientes entrelazadas; en su mente vino inmediatamente un recuerdo, y sin saber si llegó antes el recuerdo o la percepción, se dio cuenta de que ahora las serpientes se entrelazaban formando un ocho en el centro y se mordían mutuamente las colas. Casi sin apercibirse de lo ocurrido, se puso a buscar por inercia la inscripción "Haz lo que deseas" y donde aparentemente antes no había nada, Vicky descubrió la inscripción "Tu was du willst". Se le ocurrió la idea de que un colgante como ese debería tener nombre y por simple similitud decidió llamarlo Auryn. Esbozando una sonrisa, pensó que para llevar a cabo una gran búsqueda se necesita un gran compañero de viajes. Cerró los ojos y sin dejar de sonreír formuló un deseo mentalmente. Al abrirlos allí estaba, flotando a su lado, majestuoso, tan largo y flexible como ella había imaginado, con sus escamas perladas refulgiendo con el fulgor del sol: el dragón blanco de la suerte.
Encorsetado en una especie de armadura, Diego abrió los ojos. Se sentía extraño, y no veía nada, apenas estaba empezando a volver a la consciencia y sólo escuchaba voces que parecían lejanas y borrosas, pero que poco a poco se iban haciendo más y más nítidas.
-Quitémosle la máscara- dijo Adrián, que quería ser protagonista de algo que no tuviera que ver con cuernos.
En otro lugar, un chico dormía apaciblemente sin saber lo que el destino le tenía reservado. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.
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