Rebeca estaba decidida. Se piraba. Allá cada cual. Juanjo y Antonio se habían dejado fuera de combate el uno al otro. Una explosión mágica acababa de dejar sin ropa y aturdidos a unos cuantos más. Dioses y hombres estaban luchando unos contra otros en una guerra que no podría ganar nadie. Y acababa de aparecer el tal Ra-Amón, y estaba limpiando el campo de batalla a base de leches, incluyendo a Loki, el cual presuntamente le había invocado...
Fran había desaparecido, ignoraba si consumido por las energías de Hela y Hades, o algo peor... Arturo se había llevado a Alba, Adrián estaba desmayado...
-¿Estás bien, Rebeca?
Raoul. No podía ser otro.
-Estoy viva, que ya es bastante... estoy tan desesperada que cualquier idea que tengas será bienvenida.
-¿Al margen de arrastrarnos y suplicar piedad?
-Al margen de eso, sí.
-Si te digo que me atraes especialmente, ¿tendrías una cita conmigo después de resolver este problema?
-Si sobrevivimos, sólo te garantizo que no te volaré otra vez tus partes innobles de una patada cuando me lo propongas.
-Vale... creo que tengo una idea.
-Temo tus ideas.
-Estoy convencido de que tantos dioses reunidos y apalizándose, está atentando contra el orden cósmico. Necesitamos alguien capaz de restaurarlo, que ponga en vereda a todos...
-¿Invocamos a Eunomia, por ejemplo?
-¿A quién?
-Eunomia -explicó Rebeca-, diosa de la ley y la disciplina y...
-La verdad es que yo estaba pensando en algo así como Goku, Chuck, Cafre y Bruno Díaz, todos a mogollón, pero si tú crees que a la Eunomia esa la harán caso, y sabes cómo invocarla, yo encantado...
Continuará
domingo, 14 de abril de 2013
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