Vivo anonadado, cuando pensaba que la vida no me podía volver a sorprender, va y lo consigue. Quizá es la amnesia, la mía o la de los demás, quizá es que nunca he sabido explicarme o no han sabido entender mis explicaciones, quizá nadie se toma nada en serio o soy yo el que me lo tomo demasiado, quizá merezca castigo o quizá no merezca ser castigado. Da igual, da lo mismo, ya no entiendo nada y nada quiero pensar más que el hecho de que más allá de razones y sinrazones hay muchas cosas por las que seguir adelante y dejar otras atrás. La vida se ríe en mi cara mientras anonadado veo escenas absurdas pasar delante mío. Una tortilla que gira porque incomprensiblemente siempre hay alguien empeñado en darle la vuelta, personas hablando solas en una habitación queriendo tener la razón en todo lo que hacen y dicen, sin siquiera hacer el mínimo esfuerzo por asumir sus acciones, con tensiones no resueltas que quieren romper de cualquier modo sin importar como ni por qué, sin escucharse unas a otras mientras ignoran las heridas que se producen con armas que no llevan, con un sangrado que no sangra y cicatrices que si se dejan. De repente se alzan las llamas del infierno y un juez se sienta en su silla de letrado y juzga. Ese juez es el tiempo, inexorable, el que pone a todos en su sitio, el que reparte collejas y palos, porque la vida se empeña en no dar zanahorias. Quizá debería dejar de tomar absenta nada más levantarme por las mañanas. Quizá simplemente debería dejar de intentar entender o hacerme entender por las personas.
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3 comentarios:
Es que la vida siempre se busca los medios para dar una vuelta de tuerca más... Besitos!!
y esto no va con segundas, verdad??
Esto va con primeras.
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