Extractos del diario de Raoul.
Es extraño. Soy feliz por primera vez en mucho tiempo. Parece que lo tengo todo en mi vida. Y, a pesar de eso, tengo una sensación... de estar incompleto.
Sé que no debería tener este tipo de pensamientos ahora que voy a ser padre. Le he propuesto a Rebe que le llamemos Francisco. Curiosamente, ella también cree que es el nombre perfecto para el bebé. Antes de que yo se lo dijera, ella ya estaba barajando también ese nombre. Pero... no termino de entender porqué mi corazón se aflige. Es una sensación como de haber perdido algo, pero sin poder recordar qué he perdido.
(...)
Hoy han intentado atracarme camino del trabajo. Eran dos hombres, con navajas. Fue como si algo despertara en mí. No puedo entenderlo. Una especie de reacción extrema, de acto reflejo. Antes de darme cuenta, había dejado inconscientes a los dos ladrones. Supongo que sería la adrenalina del momento, pero... juro que los movimientos que hice parecían de artes marciales. Y yo jamás he estudiado otra cosa que no estuviera relacionado con el derecho... no puedo entenderlo.
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Por hacer una prueba esta tarde, en el gimnasio, entre a la clase de kárate. El arranque que tuve el otro día, no apareció aquí. Supongo que todo fue debido a la adrenalina. Pero también sucedió algo extraño. En la sala, tenían varios carteles colgados relativos a las artes marciales. Estuve mirando uno durante casi media hora. No pude evitarlo. Era una mujer oriental, quien manejaba una especie de lanza. Pregunté al respecto, y me explicaron que se llama naginata. Creo que era la primera vez que lo veía, pero me resultaba muy familiar. Estoy seguro de haber conocido a alguien que dominaba la naginata, pero no puedo recordar quién ni dónde.
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Aprovechando el finde, Rebe y yo pasamos el día de paseo por la capital. Encontramos una tienda muy curiosa de artesanía oriental. Entramos, porque Rebe está encaprichada con comprar uno de esos biombos japoneses. Sin embargo, ocurrió algo extraño. Tenían varias armas exóticas allí. Rebe se dirigió directamente al estante y se quedó contemplando boquiabierta la naginata. El vendedor le ofreció mostrársela. Ver a mi esposa con aquella arma, me resultó... no puedo explicarlo. Era como... ¿bueno? No sé muy bien cómo, pero terminamos comprando la naginata. Rebe estaba sorprendida por esa acción, pero aseguraba que se sentía bien al tener esa "lanza" entre sus manos.
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Rebe ha estado interesándose por el uso de la naginata. Parece tener un manejo innato. Empiezo a estar preocupado. Una idea completamente loca está rondando por mi cabeza. Es una estupidez, pero... es como si Rebe y yo supiéramos artes marciales y lo hubiéramos olvidado. Sé que es una bobada. Pero, no entiendo porqué ese pensamiento me da tanto miedo.
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Anoche tuve una pesadilla. No recuerdo mucho, sólo que salía Antonio Resines. No pasa nada, no era más que un sueño...
Continuará
jueves, 14 de noviembre de 2013
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